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Bolsonaro y los evangélicos

El triunfo de Jair Bolsonaro el 28 de octubre en Brasil, una opción de ultraderecha, es considerado por los analistas sociales como una grave amenaza a la democracia. Se dio la alianza BBB (biblia, buey y bala); esto es, la fuerza de los evangélicos, una población de 42.3 millones; de los latifundistas y de los ex militares de la dictadura.

Bolsonaro, llamado el Trump brasileiro, divide y polariza por su discurso de odio e intolerancia, con frases como “el error de la dictadura fue torturar y no matar”. El análisis sociopolítico nos presenta tres perfiles de voto a favor de Bolsonaro:

Primero, el voto antipartido. Fue un voto antiPT (Partido de los Trabajadores) concentrado en los sectores de ingresos y escolaridad más altos. Basado en una ideología de clase media y en la condena moral de la corrupción que los gobiernos petistas pusieron en práctica. El PT y la izquierda brasileña se concentraron en los núcleos urbanos y desatendieron las periferias donde prosperan la marginación, la pobreza, la violencia y la soledad social.

El segundo perfil de votantes surgió de la combinación de autoritarismo político, conservadurismo social y reclamos sociales de más seguridad. Los discursos morales de fuerte contenido religioso, con el neopentecostalismo, habría permitido esa identificación de los electores creando una figura paternalista y autoritaria de Bolsonaro.

El tercer perfil lo compone el voto antisistema por corrupción, a “los políticos”, contrastando el aura discursiva de honestidad de los militares. En la base de ese voto está el miedo a la violencia y la sensación de inseguridad urbana.

Otro aspecto interesante es el fenómeno de base religiosa en estas elecciones. Brasil pasó de ser un centro de la teología de la liberación a lo que los estudiosos denominan la “teología de la prosperidad” promovida por el evangelismo pentecostal.

Brasil fue la cuna de uno de los movimientos eclesiásticos más conocidos: la teología de la liberación. Como teólogos de esa corriente estuvieron Leonardo Boff y, dentro de la jerarquía católica, el obispo Hélder Cámara, quien decía: “Si le doy de comer a los pobres, me dicen que soy un santo. Pero si pregunto por qué los pobres pasan hambre y están mal, me dicen que soy un comunista”.

Hoy Boff y Cámara fueron reemplazados por pastores evangélicos de perfil liberal, millonarios como Edir Macedo, el obispo de la Iglesia Universal del Reino de Dios y dueño de poderosos medios de comunicación. El movimiento evangélico se ha convertido en el eje político y moral del país.

La periodista franco-marroquí Lamia Oualalou señala que el discurso que se escucha en los templos evangélicos consiste en decir que la crisis y la recesión se deben a una intervención de satanás, y ese satanás es el PT. El diablo hizo que la prosperidad económica terminara. Presentan al PT como si fuera un partido muy radical cuando en realidad es de centro-izquierda. La gente aceptó un discurso de realidad alterna.

Por otra parte, según narran los analistas sociales, los evangélicos trabajaron con profundidad campañas electorales con criterios de marketing religioso en los medios de comunicación. La segunda televisora del país es propiedad de Edir Macedo, el obispo de la Iglesia Universal. Macedo puso todo su aparato mediático al servicio de Bolsonaro. La noche del último debate antes de la primera vuelta no fue al debate, pero la televisión evangélica difundió una entrevista con él. Fue una guerra abierta usando todos los medios evangélicos. La gente sólo escucha la radio evangélica, ve la televisión evangélica, participa de los grupos evangélicos de Facebook y WhatsApp. La gente vive articulada a esa visión del mundo.

Hay una expansión del evangelismo en América Latina. En México, los evangélicos desempeñaron un papel en la elección de Andrés Manuel López Obrador, aunque no tan importante. En este país la organización política de los evangélicos todavía no está plenamente establecida.

La Iglesia católica tiene un problema de presencia urbana, por eso la importancia de una pastoral de iglesia en salida, que acompaña a los sectores más pobres y vulnerables.

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JJ/I