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Nueva secretaria

Una vez que pasaron saliva ante el estupor de no saber nada acerca de Giovana Jaspersen García, quien encabezará las directrices de la Secretaría de Cultura de Jalisco, aquellos que habían empeñado su futuro sexenal por un nombre conocido, malo, pero más vale, como se dice, seguían descolocados preguntándose reiteradamente ¿quién? Porque la oscura e irreflexiva costumbre de designar a socialités con aires intelectualoides parecía transformarse en tradición desde la creación de la secretaría a principios de los años 90 y no parecía que a estas fechas algo fuera a cambiar.

Todos los secretarios y secretarias anteriores estaban en edades provectas, no digo ancianos, pero sí poco dispuestos a los cambios, de ideas hechas y con capacidad de respuesta lenta o limitada. A algunos de ellos, a pesar de su dilatada experiencia, los embaucaron terriblemente, como en el tétrico caso del diamante hecho con los restos del arquitecto Barragán, y casi todos padecieron la desafección de los artistas que sólo pudieron cobrarse los desdenes con apodos mordaces. No en balde, algunos sólo son recordados por las notas chuscas, como aquella de quien colectó la bola de chicles de los asientos del Degollado.

La noción de tener a una secretaria de Cultura joven, de 34 años, nativa digital, es entusiasmante, por sí sola. Jaspersen García estudió en la Escuela de Conservación y Restauración de Occidente (2003-2009) y casi a la par una licenciatura en Gestión Cultural por la Universidad de Guadalajara (2006-2010). Asimismo es notable que haya trabajado a nivel de piso haciendo trabajos de restauración y labores de gestión cultural, como lo hizo con el Museo Regional de Antropología e Historia Palacio Cantón, en Mérida, Yucatán, que pasó de recibir en promedio 2 mil 500 visitantes hasta lograr 12 mil por mes. Además, me parece destacable que la nueva secretaria haya tenido una columna en La Jornada Maya donde es posible conocer sus preocupaciones sociales y opiniones estéticas.

Tiene un gran trabajo: romper inercias, vicios e ineficacias, rescatar bibliotecas y museos en abandono, reparar atrasos (no hay Ley Estatal del Libro), entre otros pendientes. Es esperanzador que la secretaría sea ocupada por una persona de trabajo cultural real y no una experta de lobbying y fatuidad.

@LibracoFP

JJ/I