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115 años de T.E. Allibone

En 1926 el espacio experimental de Cockcroft fue invadido por otro hombre de Metro-Vick, T.E. Allibone, quien había sido inspirado por la demostración de desintegración de Blackett y el diseño para alta tensión de Coolidge para probar su mano en fuentes artificiales.

J. L. Heilbron y Robert W. Seidel, Lawrence and His Laboratory: A History of the Lawrence Berkeley Laboratory, Vol. 1, University of California Press, Berkeley-Los Angeles-Oxford (1989), p. 66  

El desarrollo de las armas nucleares en nuestra civilización, si bien cuestionable, involucró una cantidad difícilmente imaginable de talentos, quienes contribuyeron a tan oscuro fin, sus carreras tuvieron otras aportaciones para el conocimiento de la naturaleza y el desarrollo de la tecnología en bien de la humanidad. Uno de los hasta ahora anónimos -fuera de los hiperespecializados círculos académicos- fue Thomas Edward Allibone (1903-2003), quien vio la luz justo un 11 de noviembre en Sheffield, South Yorkshire, Reino Unido.

En el capítulo titulado Un millón de voltios o fracaso el destacado historiador de la ciencia John Lewis Heilbron (San Francisco 1934) relata la llegada de Allibone al laboratorio dirigido por John Douglas Cockcroft (1897-1967), Premio Nobel de Física 1951, que era el célebre Cavendish Laboratory, donde contribuyó al desarrollo de dispositivos de alto voltaje para acelerar partículas subatómicas y así estudiar la naturaleza del núcleo atómico; su investigación también versó sobre los tubos de rayos X.

Durante la Segunda Guerra Mundial investigó sobre el radar y fue parte de los científicos británicos integrados al Proyecto Manhattan que produjo las primeras bombas nucleares.

En la necrológica publicada en The Guardian (15 de septiembre de 2003) además de recordarlo como el último colega directo del padre de la física nuclear y Nobel Ernest Rutherford (1871-1937) mencionan que: “Su investigación se trasladó a través de estudios académicos en fisión atómica a su uso en armas nucleares y energía nuclear, y tuvo una mano de guía en el desarrollo de la investigación de fusión y la física de partículas de alta energía en Gran Bretaña”; además como gastrónomo nos dejó el libro The Royal Society And Its Dining Clubs (1976).

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da/i