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Salud urbana en América Latina

Durante la semana pasada participé en el Foro Salud Urbana en América Latina: del conocimiento a las políticas, organizado en la Ciudad de México por la Red Latinoamericana y del Caribe de Salud Urbana (LAC-Urban Health). La red está formada por 15 organizaciones entre las que se encuentran universidades de Estados Unidos, Brasil, Argentina, México, Colombia, Guatemala, Chile, Perú y Malasia, así como la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).

El objetivo de la red es doble. Por un lado, generar nuevo conocimiento científico sobre la relación entre las características de las ciudades latinoamericanas y la salud de su población. Por otro lado, traducir ese nuevo conocimiento en políticas públicas específicas de salud urbana. Esto no es un reto menor, por lo menos, por dos razones. Primero, porque se trata de un campo de estudio aún incipiente con mucho trabajo de investigación por delante. Segundo, porque conectar el conocimiento científico con las políticas urbanas no es un asunto lineal y sencillo. Me explico.

Un primer reto de la red LAC-Urban Health es ampliar el conocimiento científico sobre la relación entre la complejidad de las ciudades y la salud de su población. Cuando se habla de salud pública el primer referente que viene a la mente es la cobertura de los servicios públicos de atención médica. Esto es una dimensión importante, por supuesto, en la que sí se debe generar nuevo conocimiento científico. Por ejemplo, aún hacen falta estudios sobre qué zonas de las ciudades y qué grupos de la población sí cuentan con acceso a los servicios públicos de atención médica y cuáles no.

Sin embargo, la relación entre las características de las ciudades y la salud de su población va más allá de la cobertura hospitalaria. La red LAC-Urban Health está impulsando un nuevo enfoque que nos permitirá entender cómo es que las características de las ciudades influyen en la salud de la población. La apuesta de la red es la siguiente: si ampliamos nuestro conocimiento sobre la relación entre las características urbanas y la salud de la población entonces los gobiernos de la región pueden impulsar las características urbanas que tendrían un efecto positivo sobre la salud.

Para ello, la red realiza investigaciones que generen conocimiento novedoso en esta relación. Por ejemplo, se está estudiando la relación entre el tiempo que las personas pasan en embotellamientos vehiculares y algunos indicadores de salud mental. En otro estudio, la red está evaluando cuáles son las características urbanas más relacionadas con la mala calidad del aire en las ciudades. Este último estudio incluye el análisis de características como la densidad de población, la disponibilidad de áreas verdes o el nivel educativo de la población, entre otros factores.

Un segundo reto de la red consiste en conectar el nuevo conocimiento con las y los tomadores de decisiones de políticas urbanas. Hacer esta conexión no será nada sencillo. Uno de los principales resultados del foro fue reconocer que los actores políticos urbanos están motivados por sus propias agendas e intereses, y que el conocimiento científico por sí solo no es suficiente para cambiar las políticas urbanas. El conocimiento científico es uno más de entre muchos tipos de conocimiento que pueden influir en el proceso político de las políticas urbanas.

Por ello, si se desea tener incidencia en las políticas de salud urbana de la región la red LAC-Urban Health tendrá que constituirse como un actor político más y tendrá que entrar de lleno en el proceso político de las políticas de salud urbana. Así, la red tendrá que construir las coaliciones políticas que le permitan replantear los términos de la discusión sobre salud urbana en la región.

 

Coordinador del Laboratorio de Innovación Democrática (LID)

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JJ/I