Aumentan los riesgos

La fragilidad de la economía mundial, los altibajos en la cotización petrolera y las intempestivas reacciones de Donald Trump mantienen una alta volatilidad que pegó con fuerza al peso mexicano, que llegó a cotizarse en 20.80 unidades por dólar.

No es posible, tampoco, hacer a un lado las presiones a la moneda surgidas desde el interior del país, derivado de la iniciativa del senador Ricardo Monreal para anular las comisiones bancarias, la cancelación del aeropuerto de Texcoco y otras medidas anunciadas por el nuevo gobierno.

Todo ello provoca que los peligros para la economía se incrementen con un peso más caro, mayores presiones inflacionarias, menor crecimiento, baja inversión y aumento prácticamente seguro en las tasas de interés.

Este cóctel no es nada apetitoso para la economía en un periodo de transición gubernamental en el que se anuncia una cuarta transformación que amenaza los intereses del gran capital, los rendimientos bancarios y las utilidades de grandes empresas.

La Reforma Energética está prácticamente suspendida y muy posiblemente sea cancelada, si no en su marco legal, sí en la práctica. Los millones de dólares que se presumían llegarían al país para la inversión petrolera no se observaron, pero con los previsibles cambios de política de gobierno las inversiones para 2019 serán mínimas.

Así las cosas, la volatilidad se mantendrá y los riesgos seguirán creciendo, aspectos ambos que no ayudan a los propósitos del gobierno de López Obrador.

AHORROS

Otro elemento que moverá los mercados y los principales indicadores es el paquete económico que tendrá que presentarse ante la Cámara de Diputados a más tardar el 15 de diciembre.

La ley de Ingresos, el presupuesto de egresos, los criterios de política económica y la miscelánea fiscal, en su caso, determinarán la política económica a seguir por el régimen de AMLO, aunque ya se anticipa que algunas de sus propuestas no gustarán al sector privado.

Esta tensión desatada entre el gobierno y los hombres del capital no es positiva para el futuro del país, por lo que acciones de reconciliación deberían desprenderse de la próxima administración porque sin el concurso de las inversiones privadas no se alcanzará el crecimiento deseado ni el combate a la pobreza.

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JJ/I