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Paz y seguridad para México

Abatir la pobreza, la desigualdad y el rezago social es todavía un pendiente que los gobiernos y ciudadanos de este país no hemos podido afrontar con buenos resultados y mejores condiciones de trabajo, salario y calidad de vida para la mayoría de la población.

El otro gran desafío es propiciar las condiciones que nos permitan vivir en paz, sin violencias tan marcadas, sin miedo a la inseguridad que ronda en nuestros territorios.

El Plan Nacional de Paz y Seguridad puede ser todo lo discutible que se quiera, pero es un gesto claro de que se quiere definir el problema y sus diversas manifestaciones en territorios específicos: extorsión, secuestro, robo, homicidio, feminicidio, tráfico de personas, contrabando y comercio ilegal de armas, etcétera; es decir, se trata de abatir aquellas prácticas y estructuras criminales mediante las cuales la delincuencia organizada ha impuesto su ley.

Para hacerlo de manera eficaz se han definido tareas focalizadas de acuerdo con las problemáticas existentes en cada región y que estarán a cargo de 266 coordinaciones en el país. En diciembre entrarán en operación 150 coordinaciones y en 2021 se integrarán las 266 con 500 efectivos en cada una.

La estrategia de Paz y Seguridad para México tiene como base la formación de una guardia nacional, definida como “una institución policial profesional capaz de afrontar el desafío de la inseguridad y la violencia”. Aunque el plan contempla el “reclutamiento, organización, equipamiento y adiestramiento de sus unidades” será muy importante que se pueda medir la efectividad de la estrategia en los diversos territorios y se hagan las adecuaciones necesarias al plan una vez que se ponga en marcha y puedan constatarse sus resultados.

La polémica de la inclusión de las Fuerzas Armadas parte de que la Constitución prohíbe al Ejército y a la Marina intervenir en labores de seguridad interior, tarea asignada a los cuerpos policiacos. Para resolver las limitantes legales, los diputados pretenderían reformar ese ordenamiento a fin de que la guardia nacional se integre por elementos que sean destacados a labores policiacas, en lo que se capacita a los nuevos elementos de la guardia. Por su parte, en la Suprema Corte de Justicia de la Nación, se rechazó la Ley de Seguridad Interior, con lo que los ministros tratan de impedir que se mantenga al Ejército en labores que corresponden a las policías.

Lo cierto es que hoy en México tenemos graves y muy diversos problemas. Y si bien no todos los problemas podrían enfrentarse y abatir con eficacia en muy corto plazo, tampoco el gobierno entrante puede demorar más en precisar sus planteamientos, proyectos, metas específicas, para las problemáticas regionales y otras adecuadas a los problemas que prevalecen en todo el país. Una parte importante de la estrategia es la conformación, capacitación y profesionalización de quienes deben operar esa política, pero es importante definir las prioridades de tácticas a corto, mediano plazo y en qué territorios.

Respetar, defender y asistir al pueblo es la consigna de López Obrador. Garantizar la defensa y el respeto de los derechos humanos en la estrategia, las tareas y las prácticas de la guardia nacional es el reto de Luis Crescencio Sandoval, futuro secretario de la Defensa Nacional.

Dentro de la polémica, las posturas oscilan entre el total respaldo de Diego Valadés, ex procurador de la República, a “una idea clara de lo que hay que hacer, con inteligencia y firmeza”, y el cuestionamiento de algunas organizaciones civiles, que advierten la “militarización” de la seguridad pública, y el mantener al Ejército en las calles sin claridad en la transformación de la guardia nacional, con un fuerte componente y formación militar, a una fuerza policiaca con una estrategia bien definida y diferenciada. El reto es enorme para el gobierno entrante y sin duda para la sociedad que reclama paz, estabilidad, pero también justicia frente a los criminales.

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JJ/I