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A toda madre

La función primordial de la familia es brindar seguridad, ambiente de amor, fomentar la educación y el bienestar de sus miembros. El padre por naturaleza, es el principal cuidador y educador en la familia, responsable de otorgar educación, salud, vivienda, alimentación y vestido. Un padre que no cumple dichas funciones será un progenitor, pero un padre ausente desnaturalizado y sin honor. El estereotipo del padre presente en el hogar es menor actualmente por el incremento de mujeres fuertes y con capacidades diversas que al ser abandonadas se vuelven cuidadoras y educadoras a la vez sin necesitar de él. Seis de 10 familias en México no tienen un padre por contar con madres viudas, separadas, divorciadas, solteras, familias reconstruidas u homoparentales.

Si consideramos que el padre es el modelo de hombre en la familia generando sentido de pertenencia y configuración familiar, otorgando jerarquía y autoridad, seguridad, catalizador de los sentimientos dando equilibrio a las emociones, proveedor; entonces su privación requiere de un análisis y estrategia para suplir su ausencia. La madre deberá duplicar sus capacidades para fortalecer la autoestima del hijo; situación que se vuelve difícil cuando además debe laborar ya que en ocasiones incontables, el padre además de ausente es inexistente ante las necesidades económicas de subsistencia como si la separación le otorgara el perdón del sostén de la vida de los hijos.

La madre debe estar atenta a corregir con amor, disciplina, reglas claras y supervisión, cualquier desorden psíquico consecuencia de la privación paterna. Será la figura protectora, fuerte, segura y competente en lo laboral, también deberá aprender a controlar sus emociones y sentimientos propios de la feminidad para dar equilibrio y ecuanimidad al interior del hogar cuando de resolver conflictos se trate. Deberá cubrir la dura tarea de llevar la administración de una casa, la limpieza y el mantenimiento, surtir despensa, velar por la seguridad, cuidar las formas y medios de transporte, pagar los servicios. La madre como un sarcasmo de vida, deberá además evitar de no hablar mal del padre y los varones para no generar conflictos de identidad sexual y/o afectiva a pesar del resentimiento que pudieran existir por su falta de responsabilidad y deberá imprimir un sello de espiritualidad y moralidad en la familia.

Reconocimiento a los padres que a pesar de los conflictos de pareja nunca dejan de estar presentes en todo sentido con los hijos y su madre. La solitaria madre recurrente con sus hijos que logra reemplazar a un insipiente padre ausente será el mejor recuerdo y ejemplo que tenga un hijo que la verá siempre con admiración como una pantera que enfrentó la vida logrando el sustento y la educación a toda madre.

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@Saucedodlallata

JJ/I