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AMLO, a 10 días de gobernar

A cerca de 10 días de rendir protesta como presidente de México, Andrés Manuel López Obrador tuvo una aparición en el programa Tercer Grado de Televisa para responder a preguntas de siete periodistas sobre tres grandes temas: las consultas ciudadanas, la estrategia de seguridad y la economía del país.

En un momento de gran incertidumbre respecto a cómo se conducirá el nuevo gobierno, las respuestas del presidente electo dejaron ver algunas luces de lo que podemos esperar. Construyo mi reflexión sobre lo que percibí a partir de tres frases dichas por AMLO.

Primera frase: “El pueblo quiere democracia participativa”.

El nuevo gobierno tiene claro que va a introducir mecanismos para preguntar a los ciudadanos continuamente sobre qué opinan de políticas públicas específicas. Incluso se habla de reformar la Constitución para hacer más fáciles y vinculantes las consultas ciudadanas.

Por un lado, creo que es un acierto del nuevo gobierno reconocer la tendencia global de renovar los mecanismos democráticos para que la gente no sólo vote por quién los representa, sino que también se exprese sobre acciones concretas.

Por otro, creo que es un error hacer consultas a las prisas sin pensar bien en cómo hacerlas para que sus resultados puedan considerarse legítimos y útiles para entender la postura de la población.

Pongo tres ejemplos de cosas que si no se hacen bien pueden echar a perder el ejercicio de una consulta.

Uno, es responsabilidad del gobierno hacer un esfuerzo robusto de tener bien planteados los proyectos que se van a votar (p. ej. elaborar un proyecto ejecutivo, aclarar la inversión necesaria) e informar objetivamente a la población sobre las implicaciones y consecuencias de votar una u otra cosa… y dejar que hablen los expertos, no los políticos.

Dos, es un ejercicio improductivo plantearle a la gente que vote sí o no a un proyecto al que resulta casi imposible negarse en principio. Por ejemplo, ¿por qué preguntar si queremos o no dar becas y capacitación a 2.6 millones de jóvenes? ¡Claro que todos lo queremos! Plantear una elección así sólo sirve para dar a la gente la ilusión de que está participando cuando la política en realidad ya está decidida y para incrementar la polarización porque se vuelve una elección que enfrenta a los que están conmigo y los que están contra mí. Tiene más sentido usar la consulta para que la gente decida entre dos propuestas diferentes para resolver un mismo problema y que no haya una preferencia tan obvia del gobierno por una de ellas.

Tres, hay que blindar la legitimidad de la consulta haciéndola vinculante sólo si vota una proporción significativa de la población, evitando el fraude y facilitando mecanismos más ágiles… ¿por qué no usar tecnología para que sea más ágil el proceso? Eso sí que sería realmente innovador.

Segunda frase: “Los militares son pueblo uniformado”.

Le fue muy criticado a AMLO que contradijera su postura en campaña de regresar el Ejército a los cuarteles y en su plan de paz y seguridad propusiera desaparecer a la Policía Federal y crear una guardia nacional que dependa del Ejército. No sólo no devuelve al Ejército a los cuarteles, sino que amplía el margen de acción del Ejército para garantizar la seguridad del país.

Usó como ejemplo la Gendarmería de Francia y la Guardia Civil de España, que son fuerzas militarizadas, aunque dependen de una autoridad civil (los ministerios de interior de cada país) y no de la autoridad militar, como se plantea aquí en México.

Al llamar AMLO a los militares “pueblo uniformado” trata de borrar la línea que en otros países está clara entre las organizaciones militares y civiles, pero existe un riesgo altísimo en darle la responsabilidad de la seguridad civil a un organismo que existe para la defensa en una guerra. La dureza de la organización militar, tan eficiente para un enfrentamiento bélico, no es tan adecuada para las sutilezas de la vida civil.

Tercera frase: “Vamos a crecer porque no va a haber corrupción”.

Finalmente, AMLO sigue pensando que, sin necesidad de aumentar la recaudación de impuestos ni la deuda, solamente acabar con la corrupción nos va a permitir que el PIB crezca… y que basta la austeridad republicana (bajar salarios y gasto operativo de la administración pública) para pagar las inversiones millonarias que requieren el tren maya, la nueva refinería y los ambiciosos programas sociales.

Celebro que éste vaya a ser el gobierno que ponga un alto a la corrupción, pero los números siguen sin darme y me preocupa que cuando falte el dinero para financiar lo que prometió, se empiecen a tomar decisiones económicamente irresponsables.

@ortegarance

JJ/I