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Educación y Democracia

En México existe, al menos por definición, desde 2000 un ejercicio democrático. Después de 71 años de gobierno del PRI asumió el poder Vicente Fox y le sucedió Felipe Calderón, ambos del PAN, para luego, en 2012, alternar el poder al PRI con Enrique Peña Nieto, quien el 1 de diciembre le dejará el mandato a Andrés Manuel López Obrador, de Juntos Haremos Historia (Morena, PT y PES).

Se hizo historia, pues 30 millones de mexicanos decidieron un radical cambio de rumbo en busca de una mejor educación para sus hijos, sistema de salud, seguridad, vivienda y bienestar en general. La democracia es la protección de la soberanía del pueblo que elige a sus gobernantes, quienes toman decisiones para dar rumbo a las políticas sin descuidar a las minorías.

El ejercicio democrático supone que, tras una votación, la minoría debiera aceptar y apoyar en lo sucesivo dicha decisión, aunque no se esté de acuerdo. El ejemplo más simple sería el de la familia que decide votar para tomar unas vacaciones: lugar, fecha, actividades… Cinco prefirieron ir a la playa y dos a la montaña. Lo correcto supondría que quienes perdieron se sumaran con entusiasmo y participación, llevando a buen fin las vacaciones. Terrible sería que se opusieran de forma permanente, generando protestas o boicoteando actividades, enojados, haciendo berrinches o negándose a ir de vacaciones.

Eso sería un falso ejercicio democrático porque pondría de manifiesto estar de acuerdo con la democracia siempre que se haga lo que yo propongo. Algo similar ocurre en México ante el rechazo a las posibles decisiones que se empiezan a tomar respecto a, por ejemplo, la amnistía, la cancelación de la reforma educativa, la eliminación de diversos delegados federales, la venta del avión presidencial, la construcción del tren maya o del nuevo aeropuerto, la secretaría de seguridad pública, la guardia nacional o las consultas.

En México tenemos democracia en definición, pero no estamos educados para ejercerla; este ejercicio debiéramos de practicarlo de manera ordinaria para sumar esfuerzos padres en las familias, maestros y ejecutivos en las empresas.

La democracia es una habilidad, un hábito que se adquirirá sólo con la práctica real dentro de un ambiente de libertad de expresión, respeto a la autoridad, seguridad en la participación, respeto al sufragio, capacidad de diálogo y debate, alternancia en el poder, acceso a la información, libertad para asociarse… y esto se logrará cuando cada uno acepte la democracia como una forma de vivir, sentir y actuar.

Ojalá México logre, a partir del 1 de diciembre, un ambiente permanente de democracia, apoyo, solidaridad, libertad, justicia y verdad, si no, las fuerzas oponentes harán que México avance lentamente, cuando el mundo se mueve a grandes velocidades que marcan la evolución, la tecnología, la innovación y el cambio permanente.

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@Saucedodlallata

JJ/I