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No podemos fallarle a AMLO

El primero de diciembre de 2018 inició un nuevo periodo en la historia de México, la izquierda en el poder. La esperanza de 120 millones de mexicanos que, con el voto de 30 millones que equivale a 53 por ciento del total de quienes asistieron a las urnas, llevó a la presidencia a AMLO.

El primer mensaje del presidente en la investidura giró especialmente en la eliminación de la pobreza, la impunidad y la corrupción para con ello lograr obtener los recursos y las condiciones para lograr mejores niveles de productividad, educación, seguridad, servicios, prosperidad y bienestar en general. Señaló que México ocupa la vergonzosa posición 135 entre los países con mayor índice de corrupción y deshonestidad de los 176 países evaluados.

La estrategia quedó señalada al mencionar que se pondría orden a las cúpulas del poder hasta llegar a los niveles inferiores. Habló de juzgar al propio presidente y su familia en caso de cometer delitos y prometió que nadie quedaría exento de tal proceso.

Agradeció al pueblo y manifestó no tener derecho a fallarle. Si Transparencia Internacional, a través de su estudio del Índice de percepción de corrupción, realiza la evaluación, debe saber qué han hecho países como Nueva Zelanda, Dinamarca, Finlandia, Suecia, Suiza y el Reino Unido para ocupar los primeros lugares en honestidad y la respuesta está en que además de tener gobiernos transparentes, libertad civil y de expresión, sistemas judiciales independientes, se ha tenido mano firme y disciplina en la educación y formación de su pueblo que castiga los sobornos, los desvíos de fondos, las violaciones de los derechos humanos, la exclusión.

AMLO representa el clamor nacional que no puede soportar tantos robos y enriquecimientos ilícitos, tanto del gobierno como de particulares que actúan con soberbia y se aprovechan de los más necesitados.

Debemos entender que mientras exista en cada mexicano la intención de dar una “mordida”, de hacer negocios en lo obscurito, de dar menos y cobrar más para con engaños, trampas y “chanchullos”, enriquecerse a costa del otro, no habrá un cambio, por lo que así como AMLO afirmó que no fallaría, cada uno de nosotros debería asumir el mismo compromiso de no fallar en ser solidario y educar en la casa, la escuela y la empresa promoviendo la honestidad.

Nelson Mandela en su estrategia de cambio exigió al pueblo de Sudáfrica que transformara sus malos hábitos y costumbres que dañaban a la sociedad para obtener un verdadero cambio recordando que ninguno de nosotros puede lograr el éxito actuando en soledad, pidió actuar en conjunto y unidad, para lograr la reconciliación y la construcción de una nueva nación.

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@Saucedodlallata

JJ/I