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El sacerdocio lo llevó a las aulas

NO TIENE PRISA. Aunque se siente orgulloso de los 6 años que lleva al frente de la rectoría de la Univa, Francisco Ramírezasegura que tiene planes de volver a una parroquia como sacerdote. (Foto: Mónika Pérez Neufeld)

Una vocación enteramente sacerdotal, pero con convicciones por el estudio y la vida académica, fue lo que llevó al actual rector de la Universidad del Valle de Atemajac (Univa), Francisco Ramírez Yáñez, a acercarse a las aulas de distintas instituciones; sin embargo, reconoce que la universidad se ha convertido en su vida.

El Seminario Diocesano de Guadalajara, lugar donde concluyó sus estudios sacerdotales, fue el pionero dentro de sus trabajos como académico; sin embargo, su trayectoria docente avanzó en Roma, donde fue rector del Colegio Mexicano y que fuera el puesto que lo llevaría hasta la rectoría de la Univa, donde ya tiene seis años.

Entre la decena de cargos que tiene, Yáñez también dirige algunas organizaciones católicas, tales como la presidencia de la Organización de Universidades Católicas de América Latina y el Caribe (Oducal), la ex coordinación de investigación de la Federación de Instituciones Mexicanas Particulares de Educación Superior (FIMPES), entre otros.

Algunos estudios en Europa, como la teología del matrimonio y la familia, son parte de las experiencias del rector.

NTR. ¿De dónde viene la vocación sacerdotal?

Francisco Ramírez Yáñez (FRY). Tenía un amigo a media cuadra de mi casa, Javier del Muro, que fue futbolista del Atlas, y él tiene dos tías que son religiosas. Mi familia iba a misa los domingos y era el único contacto que teníamos, mi papá no nos dejaba ir ni al catecismo, tan sólo en el colegio que estudiaba llevaba clases de religión.

Un buen día que fui a la casa de Javier a jugar, la pelota se nos fue a un cuarto y yo me metí a buscarla. Vi que encima de la cama había zapatos nuevos de fútbol, una playera, short, y me dijo que eran para entrar al preseminario, ahí conseguiría hacerse sacerdote.

Al llegar a mi casa, en la cena le dije a mi papá que quería entrar al seminario y se le hizo raro. Yo ya había hecho mi examen para entrar al Instituto de Ciencias y había sido admitido. Pasaron unos días y mi papá no me dijo nada, pero luego me llevó los requisitos. Fui al preseminario junto con Javier, y al final a él no lo admitieron y a mí sí, así que me di a la tarea de empezar a los 11 años.

Cuando iba como en segundo de preparatoria comencé a pensar qué era lo que quería hacer y quería irme del seminario, pero mi mamá muere y el encargado me recomienda que siguiera y de ahí, hasta que terminé, ya no tuve inseguridades pues vi que me gustaba y tuve la conciencia de que había sido llamado.

NTR. ¿Cómo se abre la posibilidad de entrar al mundo académico?

FRY. En mis primeros años de sacerdote, por motivos de trabajo que me tocó desempeñar en una parte de la sierra de Nochistlán, nos entusiasmamos con el trabajo de las cooperativas, así que participé en varios cursos para formar a estos grupos de ayuda común. Después me pusieron a dar clases de ciencias sociales en el seminario y después me fui a Roma a estudiar teología del matrimonio y la familia.

A mi regreso, el presbítero me dijo que me preparara para dar clases pero había una parroquia en la periferia de la ciudad, en Miramar, que no tenía párroco y me fui para allá. Tiempo después volví a Roma, donde me convertí en prefecto de estudios y luego rector del Colegio Mexicano de Roma por seis años; aquí fue donde tomé experiencia de este tipo. Cuando terminé dos periodos de rector me mandaron a la Univa en 2011, con la idea de que en tres años fuera el rector, pero muere el padre Guillermo de forma imprevista y así es como en menos del año de estar aquí, me nombran rector.

Ya en la rectoría comienzo a participar en los diferentes foros que tiene la universidad con otras instituciones y ahí me nombran en varios cargos.

NTR. ¿Qué lo lleva a aceptar la docencia?

FRY. Uno como sacerdote manifiesta disposición para desempeñar la encomienda que el obispo te designe. Por ejemplo, creo que lo que la ha ayudado mucho es que estuve en parroquias de sierra, la periferia y zonas mercantiles.

Me hablaron de estudiar y es una oportunidad que todos queremos, y más en Europa. Toda mi formación me ayudó a conocer las necesidades académicas. Creo que ahorita tenemos un problema muy importante, como lo es la relación profesor–estudiante, pues aunque no son distantes en edad, sí lo son en la forma de ver al mundo, principios y valores.

NTR. Al término de su papel como rector, ¿qué viene para usted?

FRY. Fíjate que tengo las ganas de volver a una parroquia como sacerdote, es mi campo; esto de la universidad no es nada accidental pues me he preparado para todo y la verdad estoy muy contento por el ambiente de familiaridad.

Una de mis prioridades en Univa fue dar este ambiente de interés por los estudios; que mis profesores fueran los más preparados, que las áreas administrativas no cayeran en la burocracia. Presentar soluciones, caminos y posibilidades de seguir adelante.

NTR. ¿Qué se lleva dentro de su periodo en las aulas?

FRY. Me gusta mucho la interacción con las personas, las bromeo con un límite, me gusta inspirar confianza, me interesó, no sólo por quien trabaja aquí, sino también por su familia, por eso para mí es un momento difícil cuando se tiene que despedir a alguien, ya que siempre pienso en la familia del trabajador.

Disfruto mucho salir de la oficina en la hora que los jóvenes están afuera y platicar con ellos. Al principio creían que los iba a regañar, como que la figura del rector siempre ha sido inalcanzable, pero conmigo no es así; incluso, a veces me doy cuenta de más cosas al recorrer los pasillos que cuando tengo reuniones.

NTR. ¿Qué se viene para después?

FRY. Si te soy sincero, no tengo nada en mente en este momento. Tengo proyectos personales de seguir cultivándome a través del estudio, de la lectura; pero no tengo una meta fija. Aún no tengo una fecha de salida de la rectoría. Sí me gustaría volver a una comunidad parroquial, de eso estoy seguro.

EXPERIENCIA. Le gusta mucho la interacción con las personas, el rector asegura que aprende más un día de pláticas con los alumnos, que en un día de reuniones en la oficina.
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Su trayectoria

Francisco Ramírez Yáñez nació en Guadalajara, Jalisco, el 12 de junio de 1955; cursó estudios de Filosofía y Teología en el Seminario Diocesano de la misma ciudad y recibió la ordenación sacerdotal el 7 de junio de 1981. Se desempeñó como maestro de ciencias sociales y como prefecto de disciplina en el Seminario de San Martín.

De 1990 a 1992 estudió la Licenciatura en Teología del Matrimonio y la Familia, en el Instituto Juan Pablo II, de la Pontificia Universidad Lateranense en Roma. En 1994 fue nombrado por el cardenal Juan Sandoval Íñiguez, entonces arzobispo de Guadalajara, como vicario episcopal para la Zona Periférica Sur, periodo en que fue elegido para desempeñar a la vez diferentes cargos como presidente del Consejo Presbiteral; secretario ejecutivo de la Vicaría de Pastoral, entre otros.

En 2004 fue invitado a integrarse al equipo directivo del Pontificio Colegio Mexicano en Roma como prefecto de Estudios para un trienio. Al siguiente año fue nombrado rector de esa misma institución para el trienio 2005–2008; al término de esta gestión fue reelegido para otro trienio (2008–2011). Durante esta etapa se le eligió como presidente de la Asociación de Rectores de la Pontificia Universidad Gregoriana (ARPUG), que agrupa a los rectores de los colegios eclesiásticos en la ciudad de Roma (aproximadamente 120 colegios de varias partes del mundo).

A mediados de julio de 2011 regresó a México, y la última semana del mismo mes se incorporó a la Univa como director general de Formación Integral. El 18 de junio de 2012 fue nombrado rector de la universidad. Redacción

JJ/I