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Jesús cumple su sueño de convertirse en militar


Jesús Alfaro Gómez, de 32 años y con rigidez muscular por una lesión cerebral sufrida desde que era bebé, cumplió ayer su sueño: ser soldado.

La Fuerza Aérea Mexicana del Colegio del Aire lo nombró soldado honorario.

Para Jesús, la jornada inició con el toque de diana. Ya lo esperaban sus compañeros militares en la explanada del colegio. Para su sorpresa, el uniforme, sin una sola arruga., también tenía su nombre “Alfaro” en un recuadro.

Cuando amanecía apenas, con pasos lentos, avanzó al lugar signado y se quedó en posición de firmes.

Justo cuando rendían honores a la bandera, salió el sol, que iluminó el enorme predio del complejo militar en la colonia Nuevo México.

El coronel de Fuerza Aérea, piloto aviador Ernesto Padilla Hermosillo, detalló que se programó un listado de honor para informar a Jesús de su cargo honorario.

Sentado en el lugar establecido para los altos mandos militares, el nuevo soldado participó de un desayuno junto con sus familiares. Su mamá, Josefina Gómez García, estaba sorprendida; “puras bendiciones con mi hijo, lo veo y no lo creo, siento muy bonito”, dijo emocionada.

Jesús estuvo al borde de la muerte cuando era pequeño, y prácticamente toda su vida la ha transcurrido entre cirugías para disminuir la rigidez de sus piernas. Alñ día de hoy, suma 14 operaciones.

Dar sus primeros pasos a los 11 años fue otro de los grandes logros de Jesús.

Poco a poco aprendió a hablar. Del silencio total siguió el balbuceo, y aunque se resistió, su madre se las arregló para ayudarlo en el proceso.

“Fui a San Juan de Dios a comprar ollitas y les ponía comida. Se las acercaba y le preguntaba ‘¿qué es?’ Pasaron meses, pero Chuy dijo su primera palabra “frijoles”.

Ya desde pequeño Jesús mostró interés por los uniformados. En su colonia Guayabitos, en Tlaquepaque, saludaba a los policías que pasaban cerca de su casa. Cuando veía militares en las calles, les dirigía un saludo militar.

“Y ¿cómo llegó hasta acá?” le preguntan a su madre, que responde: “fue Espejo”.

Alfonso Amador Espejo fue sargento primero oficinista, ahora retirado tras 27 años de servicio.

“Yo conocí a Chuy hace unos años, en unas vacaciones en Manzanillo; me lo presentaron y le dije que yo era militar”.

Al saber de la afición de Jesús, Espejo gestionó la solicitud para que se convirtiera en soldado honorario. Él también fue el que lo llevó a la base aérea, quien lo escoltó, lo subió a los simuladores de aviones y helicópteros, lo trepó al helicóptero y lo animó a acariciar un halcón.

El coronel Padilla Hermosillo resumió la visita de Jesús, cuyo sueño era convertirse en militar, como “un ejemplo que nos muestra la fuerza de una persona que tiene que encarar otras vicisitudes de vida diferentes a las que tenemos los demás”.

Jesús dijo que nunca olvidará el día que fue soldado de la Fuerza Aérea Mexicana.

JJ/I