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Mi año 2018 en columnas

Siguiendo la tradición de dedicar la última columna del año a hacer un resumen de todo lo escrito en el año que termina, les comparto cómo se hiló el 2018 a través de mi opinión semanal en este periódico.

Escribí en total 40 columnas, de las cuales no tomé en cuenta ocho por ser experiencias personales que quise compartir con los lectores, como mis participaciones en eventos relevantes o el hecho de que este año me convertí en padre por primera vez; pero que no pensé que tuviera sentido tomar en cuenta en la narrativa general del año para nuestro país y para el mundo.

Agrupé las 32 columnas que quedaron en tres grandes categorías.

La más grande, con 16 columnas, podría llamarse Elección y transición, que sin duda fue el tema dominante de la conversación este año. Escribí en los primeros meses dos columnas sobre el decepcionante proceso de los candidatos independientes en el que se extinguió la esperanza de tener alternativas viables a los partidos dominantes. Ya entrados en las campañas, escribí siete columnas dando seguimiento a lo que llamé la “lucha libre electoral”: polarización de los discursos, golpes bajos reputacionales, propuestas mal fundamentadas y el desafortunado enfrentamiento de AMLO con los empresarios que dejó a la sociedad civil mexicana sin contrapesos ciudadanos fuertes frente al nuevo gobierno. Escribí una columna sobre el histórico día de la elección que titulé “Elección, una historia de dos discursos”, haciendo referencia a los únicos dos discursos que serán recordados de ese día: el de Meade haciendo madruguete a todo el mundo para reconocer la victoria de AMLO y con ello desactivar el fantasma del fraude, y el primer discurso de AMLO en el que se le vio inesperadamente presidenciable y conciliador (aunque más tarde cambió de tono).

En esta misma categoría escribí cinco columnas sobre el largo y tormentoso proceso de transición. En ellas resalté tres de las acciones más controvertidas del periodo de transición: el cuestionado mecanismo de consulta que resultó en la presunta cancelación del proyecto del nuevo aeropuerto en Texcoco, que sigue haciendo olas al día de hoy; la decisión de militarizar la Policía Federal y la noción de que acabar con la corrupción e implementar un agresivo plan de austeridad (particularmente bajando los salarios de los funcionarios) será suficiente para financiar ambiciosos proyectos de infraestructura. En la última columna de esta categoría comparé a Enrique Peña Nieto, el presidente saliente menos popular de nuestra generación, con Andrés Manuel López Obrador, el presidente entrante con mayor respaldo social de nuestra generación.

La siguiente gran categoría, con nueve columnas, podría llamarse Innovación y retos globales. En este grupo conviven temas muy diversos, pero que tienen en común un alto impacto potencial a futuro en nuestras vidas y la necesidad urgente de acción coordinada a nivel nacional e internacional. Entre ellos está por supuesto el cambio climático cuyos efectos son cada vez más notorios e irreversibles; la crisis de escasez de agua en las grandes ciudades que vivimos de cerca con el corte de agua en la CDMX; los riesgos cada vez más altos a nuestra privacidad por el manejo irresponsable que hacen plataformas como Facebook de nuestros datos personales a los que les damos libre acceso; y el tema de la Cuarta Revolución Industrial cuyos efectos ponen en riesgo infinidad de empleos que serán realizados por máquinas y la competitividad de las Pyme que queden fuera de la jugada por no adoptar tecnologías más ágilmente.

La última gran categoría, con siete columnas, podría titularse La batalla global de ideas. En ellas di seguimiento a dos personajes que representan dos visiones distintas y enfrentadas del mundo: Donald Trump, con la visión nacionalista y discriminatoria, y Emmanuel Macron, con la visión globalista e integradora. Ambos se enfrentaron en enero en Davos y continuaron defendiendo sus visiones en los distintos foros internacionales en los que se encontraron. Macron asumió el liderazgo de la causa contra el cambio climático que Trump decidió abandonar. Pero la última parte del año fue desastrosa para Macron, con violentos enfrentamientos en París y otras ciudades como reacción a un impuesto verde a los combustibles. Esto parece probar que el discurso cortoplacista de Trump que apela a los bolsillos de la clase trabajadora es más exitoso hoy en el mundo occidental que el discurso de Macron, que apela a hacer esfuerzos globales para garantizar que el mundo siga existiendo en el largo plazo.

@ortegarance

JJ/I