Contrarreforma educativa y autonomía universitaria

“Ni una coma quedará de la reforma educativa”, aseveró en su momento el coordinador de Morena en la Cámara de Diputados, Mario Delgado. Para dar cumplimiento a la contrarreforma, el miércoles 12 de diciembre se presentó la iniciativa del presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, para abrogar la Ley General del Servicio Profesional Docente, así como la Ley del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE) y suspender la evaluación (“punitiva”) docente.

La iniciativa contempla la reforma constitucional a los artículos 3, 31 y 73 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos (CPEUM). Con relación al primer artículo de la Carta Magna, se propone modificar la fracción VII, relacionado con la educación que se imparte en las universidades, que a la letra dice: “Las universidades y las demás instituciones de educación superior a las que la ley otorgue autonomía, tendrán la facultad y la responsabilidad de gobernarse a sí mismas; realizarán sus fines de educar, investigar y difundir la cultura de acuerdo con los principios de este artículo, respetando la libertad de cátedra e investigación y de libre examen y discusión de las ideas; determinarán sus planes y programas; fijarán los términos de ingreso, promoción y permanencia de su personal académico; y administrarán su patrimonio.”

La iniciativa presidencial de esa fracción propone la siguiente redacción: “La impartición de la educación se realizará con apego a los fines y criterios que establecen en el párrafo primero y la fracción II de este artículo para alcanzar el bienestar de la población, así como cumplir los planes y programas a que se refiere la fracción V del mismo”. De un plumazo se borra la lucha que los estudiantes mexicanos realizaron en 1929 para obtener la autonomía universitaria.

En las universidades públicas de México es donde se debaten los grandes problemas nacionales, donde se prepara a los futuros profesionistas que contribuirán a dar respuesta efectiva a dichos problemas y donde se incentiva la formación de ciudadanos críticos con sentido humanista. La autonomía permite que la educación que se imparte en sus aulas no responda a las políticas estatales o partidistas predominantes en la vida nacional. La universidad es un reducto que permite la germinación de propuestas alternas al poder y al Estado.

Si la reforma planteada a este artículo fue un dislate o error de redacción al dejar fuera la autonomía universitaria, sería muy lamentable, pues entonces dicha iniciativa fue redactada con apresuramiento, aunque “se corregiría en comisiones” (Moctezuma dixit). Pero si no fue un descuido y se dejó fuera con toda la intención, entonces estaríamos hablando de que la Presidencia de la República busca controlar también a las universidades públicas y someter –antes de crearlas– a las 100 universidades, que servirían de contrapeso a las ya existentes.

Por otro lado, también se deroga el inciso d) de la fracción III, donde se dice que la educación “será de calidad, con base en el mejoramiento constante y el máximo logro académico de los educandos”. Tanto en la exposición de motivos como en la propia iniciativa, dicho concepto fue sustituido por el vocablo “excelencia”, dado que la “calidad” está estrechamente asociada al principio de evaluación y al neoliberalismo. Sin embargo, tanto AMLO como Esteban Moctezuma en la presentación de la iniciativa hablaron de la “calidad en la educación”.

Tanto condenar la reforma educativa promovida por en el anterior sexenio como defenderla a ultranza es polarizar la visión de la educación en nuestro país. No dejar “ni una coma” de la reforma es desandar un camino motivado estrictamente por razones políticas (es lo mismo que dar marcha atrás con la construcción del NAICM) puede resultar más costoso que hacer ajustes necesarios y obligados.

Informo a mis lectores que, por motivos vacacionales, se suspenderá temporalmente esta columna y aprovecho la ocasión para desearles una feliz Navidad y que 2019 les traiga paz, salud y armonía familiar.

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JJ/I