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Sin orden, movilidad en tianguis de GDL

Paliativo. Las brigadas de agentes viales del Ayuntamiento de Guadalajara verifican que se deje espacio libre en las esquinas para la circulación de personas. (Foto: Grisel Pajarito)

Cocheras bloqueadas, automóviles estacionados en doble fila y banquetas obstruidas son escenas cotidianas en muchos de los cientos de tianguis que se instalan en Guadalajara.

Las autoridades en materia de movilidad reconocen que el movimiento automotriz generado alrededor de los tianguis rebasa su capacidad y merma sus empeños por disminuir las afectaciones que por esta causa sufren vecinos, transeúntes y los propios automovilistas.

La Secretaría de Movilidad (Semov) afirma que no cuenta con un equipo de agentes destinados a supervisar los tianguis de la ciudad y sólo se atienden casos concretos de denuncias sobre vehículos estacionados sobre banquetas o en doble fila.

En tanto, la Dirección de Movilidad de Guadalajara, a través de quien fuera su titular en la administración recién concluida, Valeria Huérfano, explicó que como parte del programa de tianguis modelo que se implementó en noviembre de 2016 por parte de la Dirección de Tianguis y Comercio en Espacios Abiertos, se definieron una serie de criterios en la materia con los que deben cumplir los puestos que se instalan.

Estos incluyen, ejemplificó Huérfano, el no colocarse sobre banquetas y dejar cierto espacio libre en las esquinas para la circulación de personas.

Además, expuso, cuentan con brigadas de agentes viales que prácticamente a diario supervisan algunos de los 19 espacios comerciales que funcionan bajo ese esquema.

“Nosotros tenemos la lista de tianguis modelo y, de ese total hacemos listas de ocho o 10 por semana y les damos una visitada, a la siguiente semana visitamos otros, porque el personal operativo tampoco nos da para cubrir todos los tianguis con todos los horarios”, expuso.

Sin embargo, en todo el municipio se instalan un total de 165 tianguis. Es decir, el gobierno municipal sólo puede garantizar el cumplimiento de las disposiciones en la materia en menos del 10 por ciento de los espacios comerciales.

Y a veces, ni siquiera en éstos.

Vecinos de Santa Tere, por ejemplo, expusieron que, a pesar de la antigüedad de su presencia en el barrio y su cotidianeidad inherente, no siempre es fácil convivir con en el tianguis dominical, uno de los más tradicionales de la ciudad.

Los franeleros, lamentaron los habitantes de Santa Tere, acaparan lugares sin importar si el conductor que busca estacionare es un comprador ocasional o un vecino con años de vivir en el barrio.

Además, es frecuente encontrarse con esquinas obstruidas con carpas y estructuras que impiden el paso de peatones, caso que sufren también algunas rampas destinadas para el uso de personas que se desplazan en sillas de ruedas.

“En torno a un tianguis ciertamente se genera una centralidad; el efecto que produce el mercado, en términos urbanos, es muy similar al de los tianguis”, señaló el investigador Luis Fernando Álvarez Villalobos, profesor del Departamento de Proyectos Arquitectónicos del Centro Universitario de Arte Arquitectura y Diseño (CUAAD) de la Universidad de Guadalajara (UdeG).

“En torno a los mercados públicos existe un fenómeno que se llama la tragedia de los comunes, que es que todo mundo se aprovecha del espacio público y hay algunos afectados por el sobre aprovechamiento del mismo. Ciertamente hay una cooptación de los espacios. Los mismos tiangueros privatizan de alguna manera no sólo el tianguis, sino otro espacio, que es el intersticio después del tianguis, un espacio no regulado por nadie”, añadió el experto.

Para Álvarez Villalobos, la autoridad que debería regularlo es la Secretaría de Movilidad, en cuanto al tema de la invasión de cocheras, pero en términos de la ocupación de banquetas, “es una atribución de espacios públicos del municipio”.

El valor cultural

Para el investigador Luis Fernando Álvarez Villalobos, es indispensable analizar el valor cultural que la sociedad mexicana otorga a los tianguis para entender por qué las posibles molestias que representan estos espacios son aceptadas por la comunidad.

Más allá de eso, señaló el también profesor del Departamento de Proyectos Arquitectónicos del CUAAD, existe un factor práctico que también funge como contrapeso: son baratos.

“Hay que considerar a los tianguis como un desarrollo cultural que tiene antecedentes prehispánicos y, de alguna manera, hemos visto el desarrollo de esa práctica a lo largo de los siglos. No es una cosa actual ni moderna”, apuntó.

Existe un conflicto, pero el conflicto de alguna manera está mediado socialmente, afirmó Álvarez Villalobos.

“Todo mundo se da cuenta de que los precios, en general, son más económicos y hay beneficio social. Aunque por supuesto que hay tianguis de primera y de segunda, algunos son bastante caros y otros bastante modestos”, explicó el académico.

En todo caso, y sin afán de señalar esta clase de comercio en espacios abiertos, agregó el experto, la proliferación de los tianguis y sus consecuencias inmanentes se ven propiciados por otra causa atribuible a la administración pública y que resulta indispensable resolver: “los municipios no han sido capaces de hacer de los mercados públicos centralidades eficientes de distribución de abastos”. 

Para reportar

Los reportes sobre problemas de movilidad relacionados con los tianguis se pueden hacer a través de las redes sociales del Ayuntamiento de Guadalajara, mediante la aplicación CiudApp o al teléfono 3268 2986.

da/i