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Violencia identifica a la Nueva Santa María


Cada vez que se pregunta a uno de los vecinos cómo se vive en la Nueva Santa María, la respuesta suele empezar con un “Uuuy”. Para los habitantes de esta colonia ubicada en San Pedro Tlaquepaque, los conceptos de paz y tranquilidad son prácticamente inexistentes.

Es manifiesta la tensión que se percibe en sus calles; toda persona ajena al lugar genera desconfianza, el visitante no quiere permanecer en sitio más de lo necesario.

Ubicada al noreste del municipio, podría decirse que atrapada entre el Cerro del Cuatro y el Cerro del Tesoro, la Nueva Santa María tiene los mismos conflictos de seguridad que las colonias aledañas: Guayabitos, Jardines de Santa María, Lomas del Tepeyac, Buenos Aires, Balcones de Santa María, por mencionar sólo algunas.

A pesar de que cuenta con una activa vida vecinal, que se desenvuelve en los alrededores de una secundaria técnica, un parque público, un asilo de ancianos y una la iglesia, la violencia y la inseguridad forman parte de la identidad de esta colonia.

Desde el primer día de enero hasta finalizar octubre de este año, la Fiscalía General del Estado (FGE) ha registrado 88 actos delictivos en esta zona. Sobresalen los casos de 20 lesiones dolosas, 13 ejecuciones y 11 robos a vehículo particulares.

Esta cantidad está a poco de superar la cifra de los crímenes cometidos en 2017, cuando se denunciaron 90 casos. Para octubre del año pasado, se habían contabilizado 63 crímenes.

De acuerdo con los datos de la FGE recogidos en la plataforma Seguridad Map, en 2016 se documentaron 91 hechos violentos en total, mientras que en 2015 se cometieron 75, y 52 para el 2014.

Sin embargo, poco más del 90 por ciento de hechos delictivos no es denunciado, según registros de la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).

Sin infraestructura ni servicios

“Para mí es más seguro regresar a mí casa a las tres de la mañana que a las ocho de la noche, porque ya todos los malandros están dormidos. Si es muy peligrosa la colonia, ya me han ‘tumbado’ dos veces cuando es temprano, por eso hasta trato de hacerme ‘compa’ de los cholos”, comenta Gabriel Romo, un joven de 19 años que visita a su novia desde Lomas de Polanco.

Conseguir un testimonio de los propios habitantes de la Nueva Santa María no es fácil. Por estas calles nadie confía en nadie, todos temen que si hablan pueda haber represalias.

“Aquí hasta cruzar la calle es peligroso, los conductores se pasan de largo en sus motos o camionetas, y como está de bajada agarran más velocidad; no respetan los semáforos. Las motos se suben por las baquetas, sólo escucha como truenan”, afirma doña Tere, quien atiende un puesto de fruta.

La colonia suma una serie de inconvenientes fácilmente reconocibles en cuanto a infraestructura y servicios públicos.

Hay drásticos desniveles en las calles, muchas de éstas aún de terracería y sin banquetas. Se pueden encontrar, incluso, árboles a mitad de algunas vialidades.

 “Está muy feo para caminar, donde des un mal paso, cuidado. Por eso ponemos escaleras en las bajadas, pero a cada rato hay gente que se cae”, declara Inés, vecina del barrio desde hace más de 30 años.

La falta de iluminación es otro factor de riesgo: las áreas en que la obscuridad es casi absoluta son aprovechadas por los criminales.

En los hogares, cuya construcción apenas cuenta con paredes enjarradas  y partes de madera o lámina, falla constantemente el abasto de agua o de electricidad, por lo que muchos hogares se cuelgan a los cables de la Comisión Federal de Electricidad mediante “diablitos”.

El mal estado de calles y fincas parece sumarse a la degradación de la convivencia, que tiene incluso puntos identificados por los propios vecinos. Algunos de éstos son el Tres Chuparrosas o El Tropidance, un centro nocturno localizado sobre la avenida  Jesús R. Michel González.

“Ahí a cada rato hay broncas; seguido se sabe acá que hay broncas o muertos. La verdad yo sí he ido, pero no te quedan ganas de volver porque te puedes meter en una onda de la que no te puedas zafar”, señala un habitante de la colonia que prefiere ser llamado El Yogui.

La presencia de patrullas de la Policía por estos lugares en muy escasa y hasta cierta hora del día; si llegan a pasar más tarde, se siguen de largo.

Grupos de WhatsApp contra el delito

El municipio de San Pedro Tlaquepaque está conformado por más de 400 colonias, por lo que es imposible que se tenga un programa específico sólo para una de ellas, señala el comisario de la Policía, Javier López Ruelas.

No obstante, esta nueva administración trabaja en un esquema denominado Comandante Vigilante, en el que a través de Internet se forman grupos de WhatsApp para que las personas apoyen con denuncias ciudadanas de manera anónima.

“Esto nos ayuda mucho porque los reportes que se hacen en materia de seguridad pública nos dan una capacidad de respuesta inmediata”, afirma López Ruelas.

Además, se mantienen activas acciones de prevención social del delito. A las escuelas, por ejemplo, se llevan los programas D.A.R.E., Mujer Segura y Escuela para Padres, entre otros.

“En el tema de seguridad pública la responsabilidad es de todos; el problema muchas veces se origina en la familia, porque los jóvenes, por su propia naturaleza, se permiten correr más riesgos. La falta de valores, comunicación y pertenencia los lleva a buscar una válvula de escape en las bandas, pandillas y drogas”, advierte el comandante.

Recurrencia

Uno de los tipos de violencia más recurrentes en la colonia Nueva Santa María es la que ocurre en los hogares. De acuerdo con la Fiscalía General del Estado (FGE), estos hechos representan 26.5 por ciento de las denuncias de enero a octubre de este año.

2013

fue el año más violento registrado en la Colonia Nueva Santa María, con 100 incidencias delictivas denunciadas.

da/i