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La vida y la música

La vida misma es, ante todo, un homenaje a la música que acompaña los momentos coyunturales de la vida, es un homenaje a Bob Dylan y su disco Time out of mind de 1997 y un homenaje al amor filial.

La película del director Dan Fogelman hilvana las historias de varios personajes involucrados en un accidente en el cual muere Abby (Olivia Wilde, la famosa Trece de Dr. House), una fanática de Bob Dylan y el disco citado, del cual sabe que ganó tres premios Grammy (entre ellos Álbum del año y Mejor Álbum Folk Contemporáneo) y del que destaca el resurgimiento de la carrera de Dylan, quien recibió el Premio Nobel de Literatura nueve años después, además las letras de esta producción son citadas en el guion y forman parte de momentos emotivos de la cinta, que por cierto, ha recibido críticas fuertes debido a que el ambicioso proyecto, a ojos de los críticos, se le salió de control al director.

Pero como público y amante de la música, quien vea esta cinta, debe apreciar la importancia que las canciones tienen en los recuerdos de los personajes y cómo las letras ayudan a construir su filosofía de vida. En este punto habría que recomendar a los músicos ver La vida misma, no para que le escriban canciones, sino para que busquen la trascendencia en cada cosa que crean y logren inspirar, una idea cursi, pero que es el fin último de una pieza sonora.

La vida misma es el relato de tres generaciones llenas de tragedias, en todas subyace el amor. En el primer capítulo de la película se muestra a Will (Oscar Isaac) y un duelo que lo lleva al abismo tras la muerte del amor de su vida. En el segundo capítulo se desarrolla la historia de un niño que presenció la muerte de Abby, quien es marcado por la pérdida de su padre y cuya madre lo lleva al terreno de Bob Dylan con un mensaje de despedida.

La historia se acerca al melodrama, pone al amor como lo único que se debe buscar en la vida, hay momentos cursis que muestran una postura new age, muy de los años noventa y su postura es que el amor siempre encuentra su sitio y su recompensa no en el tiempo de vida física, esto es, si en vida se hacen sacrificios, la herencia hacia los hijos y nietos será una mejor vida y el amor llegará. Pero debajo de ese planteamiento meloso, la música aparece como un vehículo que marca los momentos dramáticos, que trasladan el amor de los padres a los hijos y que sintetizan emociones universales, si se le ve desde ese punto de vista, La vida misma puede ser más inspiradora, puede ser evocativa y puede marcar a los espectadores que amen la música como a su vida. Nos leemos en 2019.

@tuamigoFranco

da/i