INICIO > OPINION
A-  | A  | A+

¿El ahorro público? ¡A la basura!

Es una obligación ciudadana de quien redacta estas breves líneas felicitar con justificado entusiasmo al gobierno del presidente López Obrador por estar serruchando con tanta eficiencia y puntualidad la rama sobre la cual todos nos encontramos sentados.

La euforia demostrada por las autoridades hacendarias durante la semana en curso, en que lograron comprar una parte importante de los bonos emitidos para la construcción de la máxima obra de ingeniería civil conocida de la historia de México y que habría de producir una gigantesca derrama de bienestar nacional gracias al tránsito de 70 millones de pasajeros, además de los millones de toneladas de carga que se traducirían en negocios para los mexicanos, es realmente plausible dentro del acelerado proceso de empobrecimiento a que la presente administración tiene proyectado al país. ¿Bravo? ¡Claro que bravo! ¡Muera la inteligencia, viva la muerte!

Si algún rubro de las finanzas públicas cuidaron con suma atención los integrantes de la dictadura perfecta que entre otros males nos heredaron 50 millones de mexicanos sepultados en la pobreza fue el crédito público de México, en el entendido que el ahorro nacional resultaba y resulta insuficiente para financiar el desarrollo del país, precaución que entendería un párvulo en los primeros años de su instrucción pre escolar.

¿Alguien se puede imaginar al secretario Urzúa visitando a los poderosos pirrurris de Wall Street solicitando esta vez un crédito, por ejemplo, para la construcción del tren maya o para cualquier otro objetivo prioritario de México? La agencia calificadora Fitch Rating se sumó a la presente felicitación al rebajar la calificación de los bonos del Fideicomiso del NAICM, “por el riesgo de incumplimiento en relación a otros emisores u obligaciones en el mismo país”. Los cambios en las circunstancias o condiciones económicas, según la calificadora, pueden afectar la capacidad de pago oportuno, antes que el caso de los compromisos financieros que se encuentran en una categoría de calificación superior. ¿Qué tal? ¿No es una maravilla? Brindemos.

La perspectiva negativa se funda en “la falta de una estrategia comercial viable de mediano a largo plazo para atender las necesidades de transporte aéreo en la Ciudad de México, la posibilidad de abordar estas necesidades a través de un sistema de aeropuertos, en lugar de un solo aeropuerto y la incertidumbre sobre la reacción de las aerolíneas ante esta solución”.

La incertidumbre a que se refiere el párrafo anterior sobre la reacción de las aerolíneas respecto a Santa Lucía es irrelevante para el actual gobierno porque le tiene sin cuidado que las autoridades aeroportuarias del mundo hayan emitido un dictamen, por medio del cual prohíben el aterrizaje de los aviones comerciales en dicho aeropuerto. No, por supuesto que no importa que las líneas aéreas norteamericanas europeas, asiáticas o sudamericanas, no puedan hacer uso de Santa Lucía, lo importante es construirlo con necedad suicida para dejar constancia de otro elefante blanco además del NAICM, que quedaría como un monumento histórico a la irracionalidad social y económica de la actual administración.

Bloomberg evalúa el costo total de cancelación del proyecto en 5 mil millones de dólares, o sea, 100 mil millones de pesos, con la inmensa ventaja, digna de un nuevo brindis, que López Obrador ya anunció orgullosamente la renuncia de 15 mil pesos de su sueldo, porque a su juicio dichos ingresos estaban reñidos con su concepto de la austeridad republicana.

Quien haya sostenido que si le iba bien el presidente le iría bien a México estaba confundido de punta a punta. ¿Razones? Cancelar una obra suntuosa, majestuosa, regia, un palacio apenas digno para los pirruris y los fifis, una obra inútil y dispendiosa sepultada en la corrupción, le reporta al presidente una gran popularidad y su imagen ante la parte del pueblo que pueda estar informada de los hechos se dispara al infinito. De acuerdo: sólo que rebajar la calificación de los bonos del Fideicomiso del NAICM y la degradación financiera de México en el breve plazo, al considerarnos país riesgo, se traducirá en aumento de las tasas de interés que impactarán en la inflación, en el crecimiento económico y en el empleo, con lo cual le irá muy mal a México. Bien para AMLO, mal para México, ¿de eso se trata? Los capitales están a la espera, en tanto en el extranjero entonan una rítmica canción entonada por los Hubs de Dallas, Atlanta, Miami y Panamá que nos agradecen haberles regalado el lucrativo mercado de la conectividad a costa de nuestro bienestar: ¡Ouh, mecsicantous, bravou, bravou..! ¿Otro bravou? Bueno. ¡Bravou!

Los casi 2 mil millones de pesos tirados a la basura, además de los ya invertidos en el NAICM, constituyen un atentado en contra de la nación. Invertimos en la construcción de un aeropuerto que no se va a construir. ¿Cómo entender semejante barbaridad si no es a la luz de un capricho, sobre la base que los caprichos fueran comprensibles? Nadie, ningún presidente tiene derecho tirar a la basura el ahorro ni el futuro de México, sobre todo porque a título de ejemplo, existen 43 por ciento de las escuelas oficiales sin baños para los alumnos, en tanto el gobierno entierra irresponsablemente 100 mil millones de pesos sin que se produzca una protesta airada de la sociedad anestesiada.

En los archivos del H. Congreso de la Unión existe una iniciativa de reforma al artículo 108 constitucional que debería ser rescatada y promulgada: “El presidente de la República, durante el tiempo de su encargo, será responsable por violaciones a esta Constitución y a las leyes federales, así como por el manejo y aplicación indebidos de fondos y recursos federales. Podrá ser acusado por delitos graves del orden común, por faltas administrativas graves, por actos de corrupción, por daño patrimonial al Estado y por conflicto de intereses”.

La cancelación caprichosa del NAICM, el hecho de tirar a la basura 100 mil millones de pesos, ¿no constituye un caso de innegable daño patrimonial?

Legisladores de Morena: he aquí una iniciativa legal que debe ser rescata de inmediato del olvido. ¿No?

[email protected]

JJ/I