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Que pague el de atrás

El buen destino que se da a la deuda pública, entendiéndose éste como la inversión en obras o servicios a favor de los ciudadanos, ha sido siempre una buena salida para las autoridades. Para los gobiernos municipales y estatales se ha convertido, además, prácticamente en la única opción para financiar los grandes proyectos.

En el caso de Jalisco, los últimos dos ex gobernadores, el panista Emilio González Márquez y el priísta Jorge Aristóteles Sandoval Díaz, hicieron uso de la deuda de manera constante y no sólo para infraestructura. El primero incluso se endeudó para financiar programas sociales que tendrían que haberse pagado con el presupuesto de la entidad.

Sus posibilidades de endeudarse las respaldaron en que las restricciones que marca la ley se basan en el pago que harán anualmente sobre el presupuesto y no sobre el monto total de la deuda. Por eso las renegociaciones de los créditos, que han sido frecuentes, han jugado un papel determinante. Alargar los plazos de pago permite reducir el monto de los abonos a la deuda pública y, por ende, mantiene la capacidad para seguir endeudándose.

Esta semana, El Diario NTR Guadalajara publicó que después de 26 años desde que se contrató un crédito para financiar la Línea 2 de Tren Ligero, todavía se debe. Hace 10 años, cuando el gobernador era Emilio González, renegoció cuatro créditos relacionados con esa obra, por un monto de 700 millones de pesos. Desde ese momento a la fecha se han pagado mil 234 millones y todavía debemos 832.9.

Sí, se trata de una suma simple de lo que se ha pagado, como declaró el titular de la Secretaría de la Hacienda Pública, Juan Partida Morales, quien justificó el manejo que se ha dado a esa deuda porque el tren está ahí, circulando. Él, como la mayor parte de los expertos en finanzas, piden que se aplique la deflactación al analizar la deuda, así como la inflación acumulada e incluso el impacto social. Pero no pueden negar que, como ha sucedido con otros créditos, lo que han hecho los gobernantes es diferir la responsabilidad.

En las primeras renegociaciones de créditos que se realizaron durante el gobierno de Emilio González se incluyeron plazos de gracia de dos años. Es decir, durante ese periodo no se pagaba ni un peso. Además, se ampliaron los años para pagar. Tan sólo al crédito de la Línea 2 le faltan 16 años, lo que representa en total más de 40 años de abonar.

El gobernador Enrique Alfaro Ramírez recibió una deuda directa de más de 17 mil 444 millones de pesos, de los que arriba de 10 mil 562 corresponden a 15 créditos contratados con la banca comercial y ocho más con Banobras. A esto se suman otros 2 mil 450 millones de pesos de siete créditos bajo el esquema de bono-cupón cero, en los que sólo se pagan los intereses, que en este 2019 serán superiores a los 200.

De los créditos con la banca comercial, sólo hay uno que tiene como plazo 2020 y cuatro en 2027. Del resto, falta más de una década para liquidarlos, si no vuelven a renegociarse: dos en 2034, cinco en 2035 y tres en 2036.

Algo similar sucede con la deuda con la banca de desarrollo. La mitad de los créditos tienen plazo a 2027 y el resto uno en 2034, dos en 2036 y uno en 2037. Es decir, tendrán que pagarlos el actual gobernador y los dos que siguen.

Estos largos plazos son los que permitirán al gobierno de Enrique Alfaro contratar más deuda. Según el propio Partida Morales, hay un margen todavía de unos 7 mil millones de pesos. Y con suerte y otras renegociaciones, tal vez hasta un poquito más.

Esta política que se ha seguido no ha sido gratuita para los jaliscienses. Cada año el costo de la deuda pública aumenta. En 2012 del monto total que se pagaba de deuda, 42 por ciento se iba a capital y el resto a intereses y comisiones. Este año se programó destinar sólo alrededor de 30 por ciento de pago a capital.

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