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Cafebrerías

Cuando un amigo del ex D.F. me preguntó sobre las cafebrerías de Guadalajara me quedé en blanco y no pude nombrar una sola, pues el concepto que ha permitido ampliar las posibilidades de captar más clientes para un negocio predominantemente librero no se ha desarrollado en nuestra ciudad. No obstante, después de este párrafo, estoy seguro que más de alguno pensará lo contrario, porque si escarbamos en nuestra memoria o revisamos las selfies, algunas veces nos veremos en cafés con libros a la venta –puestos discretamente a lado de la caja, en un mueblecillo bajo, esquinero, o el alguna repisa–, pero nunca exhibidos como si fueran lo principal, es decir, los libros están allí con afanes más decorativos que comerciales, aunque los gerentes quieran convencernos de lo contrario. Y siempre queda la duda del azaroso criterio para integrar lo exhibido, pues además de colocar los libros del cuñado del amigo que es editor, se nota el desgano por integrar un catálogo de librería.

Las cafebrerías son inexistentes en Guadalajara, una ciudad agreste y poco propia para cultivar el ocio relacionado con la lectura, donde pareciera inconcebible que alguien pueda beber café o cerveza, desayunar o comer, al lado de una oferta editorial que podría satisfacer la compra de libros más allá de una necesidad concreta. Si nos fijamos bien, librerías en Guadalajara solo están concebidas como despachos de venta, sin mostrador de por medio. Una experiencia a las librerías más comunes en los centros comerciales no da la idea correcta de lo que desean de los clientes-lectores: que compren rápido lo que quieren y se vayan de inmediato, pues no suelen tener espacios para sentarse y leer cómodamente (aun de pie, leer allí es motivo de un constante acoso de los guardias: compras y te vas).

Las cadenas de librerías más o menos con ese sistema dominan el panorama, pues no hay quien emprenda por su cuenta y con una visión distinta. Es triste para una ciudad tan grande no contar con voluntades de emprendimiento en este sector. Aunque no todo negativo, no es Guadalajara, pero sí en el sur de Jalisco hay una alternativa y ha sido una de las mejores experiencias recientes: Lapso, es cafebrería bien surtida de libros y con baristas excepcionales. Pueden visitarla en Lázaro Cárdenas 39, en Ciudad Guzmán.

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JJ/I