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El canto de las sirenas

Dicen las leyendas que las sirenas hacían perder el rumbo a los barcos con sus cantos, hoy son ellas las que comienzan a tomar caminos distintos para dejar el agua y lo más crítico, su experiencia sólida como representantes de México. Fue el caso de Karem Achach, quien soñaba con los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 pero una invitación a incursionar a la política le cambió el rumbo a la nadadora de sincronizado quien anunció hace unos días que sus ilusiones deportivas se quedarán en el agua para tomar el papel de regidora en Mérida, Yucatán.

Los exigentes entrenamientos de hasta 12 horas diarias en su papel de sirena; con piernas y brazos transformados en aletas para soportar los largos programas de competencia comparados con los sueldos y trabajo de un funcionario fueron determinantes para que Karem tomara la decisión.

México pierde una oportunidad de refrendar con su experiencia las medallas de Lima 2019, ahora su eterna dupla la jalisciense Nuria Diosdado deberá trabajar al doble junto con su nueva compañera para ir asimilando los cambios que las hagan perfectas en el agua en un año de clasificación olímpica.

Nadie del deporte federado le pidió a Karem que resistiera un ciclo más, cómo hacerlo si ni siquiera el equipo mexicano mayor sabe si podrá salir a competencias internacionales de fogueo porque a mitad de enero no hay aún presupuesto fijo.

México ha tenido que sumarse a la nueva faceta del nado sincronizado en el que las sirenas, además de belleza, aspectos técnicos y fortaleza, ahora deben llevar en sus rutinas espectáculo, giros, mortales y a las ya exhaustas horas de acondicionamiento físico, natación de fondo, ballet en salón, ballet acuático y trabajo pulmonar para soportar minutos bajo el agua se sumaron las clases de acrobacia, pocas sirenas resisten en selección nacional y las que quedan no tienen un respaldo económico mayor que compense su esfuerzo. Así Achach decidió tomar un camino más próspero en su futuro profesional.

La yucateca cierra un ciclo deportivo, dice que se va con la frente en alto, contenta y agradecida por haber representado a México. Entre sus últimas intervenciones participó en los Juegos Olímpicos de Río en Brasil y ganó las siete medallas de oro en los Juegos Centroamericanos y el Caribe en Barranquilla. “Fue una decisión completamente difícil, la comencé a tomar desde hace un buen tiempo y al final decidí terminar mi ciclo deportivo”, señaló la hoy ex nadadora olímpica.

La crisis que vive el deporte de alto rendimiento con la falta de apoyos, problemas federados y escaso impulso internacional es un reto de las autoridades deportivas que deben además de hacer soñar a sus atletas, otorgar los recursos para consolidar su camino y con lo que México pueda tener una delegación sólida en Tokio 2020 ante de un llamado de sirenas los aparte del camino olímpico.

@PatyPenia

JJ/I