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Más que resolver, aprender a transformar los conflictos

Los conflictos por lo general no gozan de buena reputación en nuestro contexto sociocultural, quizá porque en muchas ocasiones pretenden resolverse mediante la imposición, la fuerza o la destrucción del oponente. Debido a ello las salidas que comúnmente se proponen van en términos de evitarlos o resolverlos. Sin embargo, desde la conflictología (podemos leer Conflictología. Curso de resolución de conflictos. Barcelona, de Eduard Vinyamata, publicado en 2005 por Editorial Ariel), la sugerencia es aprender a regularlos o a transformarlos pacíficamente, tomando como punto de partida algunos supuestos: nadie tiene la verdad absoluta sobre lo que son las cosas, los conflictos tienen su origen en la diversidad que nos constituye como personas, la conflictividad está presente en todas nuestras relaciones sociales y su mayor o menor efervescencia está en función de un sinnúmero de factores (edad de los implicados, posición económica, sexo, valores con los que se orientan la vida, educación, etcétera).

Ahora bien, en los últimos meses, la cancelación del proyecto para construir un nuevo aeropuerto internacional en la Ciudad de México (NAICM), la estrategia del nuevo gobierno federal para hacer frente a la inseguridad y violencia que se vive en el país o la manera de controlar el robo de gasolinas y la corrupción que lo acompañan son sólo algunos botones de muestra de la conflictividad que afrontamos como mexicanos. ¿Podemos utilizar tales divergencias, contradicciones o contraposiciones para avanzar en la pacificación del país? La paz, entre otras cosas, los expertos la definen como el manejo constructivo o positivo de la conflictividad humana.

En el caso del NAIM claramente se observa la existencia de intereses contrapuestos. Mientras unos actores buscaban la ganancia económica en función de sus intereses privados, apoyándose en el dinero público, otros veían en dicha obra sólo un gasto superfluo e innecesario. En conflictos de intereses, la propuesta transformadora de los conflictos plantea el uso de la negociación. Aunque cada parte tiene derecho a defender lo que considera sus legítimos intereses, la pacificación va por el camino de construir intereses comunes, para el mayor número posible de personas al mayor plazo posible, mediante el consenso y la construcción de acuerdos; ya que las partes están convencidas que existen múltiples soluciones posibles al problema que las enfrenta.

Para poner freno a la violencia e inseguridad que se vive en el país, la conformación de la guardia nacional con policías militares, navales y federales es para algunos la solución más viable a corto plazo, aunque para otros, además de no atenderse el fondo del problema, dicha propuesta se vuelve el caldo de cultivo para llevar a cabo violaciones graves a los derechos humanos. Desde la conflictología se plantea que, entre los extremos, hay un sinfín de alternativas que habrá que descubrir o inventar, utilizando para ello la creatividad y la imaginación moral. ¿Por qué no abocarse –por ejemplo– a la capacitación y al equipamiento de las Policías municipales, estatales y federales en vez de militarizar (velada o abiertamente) la protección de la ciudadanía?

El desabasto de gasolinas se ha convertido también en un tema para el debate apasionado. Mientras algunos argumentan los efectos negativos que ha provocado en la economía esta medida gubernamental, otros por el contrario la apoyan abiertamente por las bondades que representa el control de la corrupción en México. Unas visiones pragmáticas, en oposición a otras perspectivas que enfatizan la importancia de un estado de derecho fundamentado en la ley. ¿Y en medio? ¿Cuántas alternativas es posible imaginar para ir más allá de la polarización emocional e ideológica que se ha desatado entre los ciudadanos?

Los conflictos ahí están. De distinto tamaño y con distintas consecuencias. ¿Se hubieran podido evitar? ¿Podríamos plantearnos como objetivo su resolución? ¿Hay alguna materia resoluble en los casos señalados? La regulación y transformación de conflictos a la que invitamos al lector es posible si reconocemos que los conflictos forman parte de nuestra condición humana, si conocemos sus dinámicas, si disponemos de una buena caja de herramientas para utilizarlos positivamente en los procesos de cambio constructivo que queremos para nuestro país.

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Coordinador del Programa Institucional de Derechos Humanos y Paz - ITESO

JJ/I