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Davos descafeinado

Ayer inició el Foro Económico Mundial en Davos, evento anual que reúne a líderes políticos, empresariales y sociales de todo el mundo y que se ha consolidado como uno de los espacios multilaterales más importantes para abordar retos globales.

Este año las ausencias, más que las presencias, reflejan el cambio de enfoque que se está viviendo en el mundo y México particular.

La delegación de actores de gobierno de nuestro país refleja dos cosas: austeridad y prioridad en lo doméstico antes que lo exterior. La austeridad porque el presupuesto del viaje es muy inferior al habitual. Se había convertido en tradición celebrar una noche mexicana organizada por Proméxico para promover intereses del país respecto a otros actores globales; este año ya no existe Proméxico para organizarla y la agenda oficial se limitará a una serie de reuniones con representantes de gobiernos y empresas.

El cambio de prioridad se observa en el hecho de que es la primera vez en por lo menos 10 años que no va un solo secretario de Estado a Davos. Felipe Calderón encabezó la delegación mexicana prácticamente todos los años de su sexenio; Enrique Peña Nieto fue menos veces, pero siempre hubo un miembro senior de su gabinete encabezando la delegación. Este año quien representa oficialmente a México es Luz María de la Mora, subsecretaria de Comercio Exterior de la Secretaría de Economía.

No nada más es notoria la reducida presencia oficial mexicana en el foro, también otros países que habitualmente tienen una representación importante estarán ausentes. Sólo tres líderes de los países del G-7 estarán presentes: Angela Merkel, de Alemania; Shizo Abe, de Japón, y Giuseppe Conte, de Italia. El resto están enfrentando crisis en sus países.

Donald Trump se enfrenta al cierre de gobierno más largo de la historia en un enfrentamiento con los demócratas por conseguir financiamiento para el muro con México. La única presencia de Estados Unidos fue una videoconferencia del secretario de Estado, Mike Pompeo, en la que defendió enfáticamente la posición nacionalista de Trump. Theresa May, del Reino Unido, está enfrentándose a un parlamento en su contra para tratar de llegar a un acuerdo favorable para su país frente a la salida de la Unión Europea ocasionada por el referéndum del Brexit. A Justin Trudeau, de Canadá, le fue muy criticado el gasto que hizo en Davos el año pasado y éste decidió saltárselo por discreción. Xi Jinping, de China, se está enfrentando al menor nivel de crecimiento económico en 28 años y a una guerra comercial con Estados Unidos.

Pero quizás la ausencia más notable de todas es la de Emmanuel Macron. El presidente francés fue el protagonista del foro del año pasado, posicionándose como el campeón de la visión globalista en contrapeso a la visión nacionalista impulsada por Trump. Este año el movimiento de los chalecos amarillos formado por gente enojada por el alto costo de vida en Francia le ha costado a Macron una caída dramática de popularidad en el país.

El tema de Davos de este año es Globalización 4.0, haciendo un llamado a renovar los mecanismos multilaterales para que sea a través de la colaboración internacional que se resuelvan los retos domésticos y no a través de posturas nacionalistas que aíslen a los países unos de otros.

Este año ese llamado parece haber caído en oídos sordos. Davos no tiene campeones fuertes con quienes repensar cómo funciona el mundo de forma colaborativa. La estrella ayer fue Jair Bolsonaro, nuevo presidente de Brasil, que se caracteriza por tener ideas marcadamente nacionalistas.

Sin afán de ser pesimista… ante un panorama de recesión económica global y con los líderes de muchos países pensando que la solución de los problemas es ver cada uno por sí mismo, ¿adónde va el mundo?

@ortegarance

JJ/I