¿Se pudo haber evitado la tragedia?

Fue la pregunta que por enésima ocasión, esta vez en labios de una reportera, se le formuló a López Obrador en una de sus ruedas de prensa mañaneras. Antes de reproducir lo que el presidente contestó, se me ocurre, en un ejercicio de imaginación, hacer un listado de las posibles respuestas que se podrían haber dado al cuestionamiento de una manera positiva. Sí, sí se pudo haber evitado la tragedia.

1. Si el ducto no se hubiera roto.

2. Si el ducto no hubiera sido intervenido, o si una vez realizada la fisura se hubiera dado aviso del desperfecto a las autoridades correspondientes.

3. Si al momento de que el personal del Ejército detecta la fuga da aviso a Pemex para que envíe el personal capacitado para repararlo. Así como a la Policía Federal y estatal para resguardar el área.

4. Si al llegar los primeros habitantes de las cercanías al lugar del evento acatan la recomendación de los militares de abandonar el sitio y dirigirse a sus hogares

5. Si la noticia del derrame no se hubiera expandido entre la población.

6. Si a pesar del mensaje de que había gasolina gratis los habitantes se hubieran quedado en el pueblo.

7. Si cuando los habitantes de Tlahuelilpan y poblaciones cercanas respondieron al mensaje y acudieron multitudinariamente provistos de bidones y cualquier utensilio para recoger el líquido derramado.

8. Si las fuerzas del orden hubiesen puesto en marcha un dispositivo de contención, no de represión, para mantener a los habitantes fuera del perímetro de riesgo.

9. Si el ducto no hubiese sido nuevamente intervenido, provocando que el derrame del líquido se transformara, debido a la presión, en un géiser de combustible que llegó a alcanzar 7 metros de altura.

10. Si las mujeres, hombres, niños que recogían el combustible no hubieran convertido su actividad en un balneario, cuya mayor hazaña consistía en ducharse bajo el géiser y bañarse en combustible.

11. Si en lugar de los gritos del policía federal que los convocaba a retirarse del sitio y les advertía de las condiciones peligrosas a las que se enfrentaban, incluyendo la posibilidad de una explosión, hubiera llegado al sitio personal de los bomberos y de protección civil para, mediante magnavoces, advertir del riesgo.

12. Si, en esa situación extrema, los habitantes hubieran atendido el llamado y se hubieran retirado.

13. Si no hubiese habido el chispazo que provocó la conflagración.

Efectivamente, se pudo haber evitado la tragedia si todos los hubiera, los enlistados y otros más, no hubieran, válgase la redundancia, sucedido.

La respuesta del presidente no apuntó a cuestiones circunstanciales para evitar la tragedia, sino que se remitió a la causa del problema, la causa de lo causado, dirían quienes conocen de leyes y se refirió a la corrupción y la impunidad que trasmina toda la estructura de Pemex.

En la simplicidad de su pedagogía discursiva, AMLO daba una respuesta puntual a la pregunta de la periodista. La tragedia de Tlahuelilpan no se explica por la sucesión de acciones que se desarrollaron la tarde funesta del viernes 18 de enero, sino que tiene su origen en un problema social, que no se agota en el profundo deterioro del aparato gubernamental y sus instituciones, sino también en la internalización del mismo, en la cultura cívica de los habitantes. La corrupción que se manifiesta en las elites económicas y políticas se trasmina hacia la base de la pirámide, contaminando y destruyendo el tejido social, mediante la normalización de las prácticas delictivas y su correspondiente impunidad.

Desde esta perspectiva, ¿cómo habría haberse evitado la tragedia? ¿Cómo se habría evitado que una multitud acudiera a llenar sus recipientes, en una actividad ilícita, pero también suicida? La respuesta es simple: si la legalidad tuviera un papel central en la cultura cívica del mexicano y el estado de derecho no fuera letra muerta.

Exabrupto. Mientras el gobernador se irrita por el desabasto, los ciudadanos utilizan el WhatsApp para informarse de las estaciones en servicio.

@fracegon

JJ/I