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Alfaro: ni los veo ni los oigo

Con el madruguete asestado ayer para aprobar la desaparición del Instituto Jalisciense de la Mujer, la mayoría legislativa en el Congreso del Estado, integrado por las fracciones de los partidos Movimiento Ciudadano, de la Revolución Democrática y los diputados únicos del Verde Ecologista de México y del Trabajo, dejaron en claro que estarán a las órdenes que se dicten desde Casa Jalisco.

Igual que por muchos años lo hicieron las mayorías del PRI y del PAN cuando ambos gobernaron Jalisco, hoy la mayoría de la 62ª Legislatura confirmó que es la más fiel representante del gatopardismo político que tanto denunció el gobernador Enrique Alfaro Ramírez en campaña y luego como mandatario electo, y del que aseguró que “tanto ha dañado a México”... y sigue dañando a Jalisco, habría que subrayarle.

Pero a diferencia de aquellos tiempos del priísmo todopoderoso o del panismo de las novatadas o tolerado por los jaliscienses bajo el pretexto de que no podían cambiar las cosas de la noche a la mañana, y la discusión y disputa era entre partidos o grupos políticos, hoy en la era del alfarismo las diferencias no son con otras fuerzas políticas, sino con importantes sectores de la sociedad que, para colmo, en su momento manifestaron su apoyo y respaldo esperanzados en que la famosa refundación y las promesas de un verdadero cambio serían realidad.

Hoy la soberbia del gobierno del estado los llevó a aplicar aquella conseja del gobierno salinista del “ni los veo ni los oigo”; a recurrir a la descalificación de antemano señalando a sus opositores de mantener “una lucha desesperada” y ser “expresiones ultraconservadoras disfrazadas de progresistas”; a ver en sus oponentes –que en los ayeres fueron sus aliados y factor importante para que llegara al poder–, como una amenaza de “desestabilización”; a ignorar voces ciudadanas a las que fueron incapaces de convencer de que su proyecto de refundación es lo mejor que puede sucederles.

Lo ocurrido ayer en el Congreso del Estado con el madruguete legislativo evidenció a un gobierno temeroso de la movilización ciudadana y a unos diputados –como en su momento sus iguales priístas y panistas, apoyados por sus entonces aliados de otros partidos, como sucedió ahora– dispuestos a acatar sin reparo alguno y al pie de la letra las órdenes provenientes de Casa Jalisco.

Lo atestiguado ayer en el Congreso estatal nos trasladó a los años dorados del priísmo y a los tiempos color de rosa del panismo en el gobierno, donde la única palabra que se escuchaba y obedecía, sin chistar, era la de quien despachaba en la oficina principal del palacio de gobierno. De nada valieron en estos años el cambio de color de quien llegó a la titularidad del Ejecutivo estatal. Parafraseando aquello de que tan malo el pinto como el colorado, hoy podemos afirmar con conocimiento de causa que tan malo el tricolor como el blanquiazul… y aún peor el anaranjado, por las esperanzas y expectativas que generó en la sociedad.

Pero sólo los ingenuos pudieron creer que en la desaparición del Instituto Jalisciense de la Mujer podría haberse dado marcha atrás. Ayer en este espacio pronostiqué que tanto el diputado del PT Óscar Arturo Herrera Estrada como la legisladora del PVEM Rosa Angélica Fregoso Franco le darían a Enrique Alfaro los votos que necesitaba para imponer su iniciativa y desaparecer al IJM, tal como sucedió.

Escribí: “Los diputados del PT y del PVEM le darán los votos que requiere para dejar el marcador 20-18”, como ocurrió. Y agregué: “No veo al gobernador Enrique Alfaro sufriendo su primera derrota política (…) en menos de dos meses de su gestión (…). La decisión está tomada y la instrucción dada. Y los aliados… sometidos a prueba. Al tiempo”.

Los aliados cumplieron y el tiempo me dio la razón.

ES TODO, nos leeremos ENTRE SEMANA.

JJ/I