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¿Cuánto tiempo le queda a Picachos?

Entre 1.3 y 1.5 kilogramos de basura generamos al día cada habitante del Área Metropolitana de Guadalajara, y digo basura porque al no haber una costumbre ni programa consistente de separación y valorización de residuos, cada envase, envoltura o material se convierte en desecho aunque tenga potencial de reúso y termina enterrado en un vertedero.

Zapopan no es la excepción. A pesar de ostentarse como un gobierno ambientalista, a cuatro meses de haber comenzado un segundo periodo de continuidad no ha habido avances en materia de aseo público y, lo peor, a estas alturas no se ha arrancado un programa de separación domiciliaria que desde 2008 es una obligación para los municipios, plasmada en la Ley de Gestión Integral de los Residuos, pero no se han ocupado en emprenderlo.

Gracias a la no separación, tan sólo en Zapopan llegan todos los días al vertedero municipal Picachos mil 500 toneladas cuyo destino son los cerros artificiales de basura que se han formado en sus 17 años de operación. Pero, ¿cuánto tiempo más le queda y cuánta capacidad tiene ese relleno sanitario? Los datos que existen para contestar esa pregunta en un municipio altamente consumista son ambiguos e inconsistentes.

Hace dos años, en febrero de 2017, el ex director de Obras Públicas David Zamora Bueno fue a Picachos a anunciar que había avances en la construcción de una quinta celda para depositar residuos y, desde ahí, hubo contradicciones. Mientras el ex funcionario municipal adelantaba que ese trabajo podría alargar la operación del vertedero 3 años más, el alcalde dijo ese mismo día que daría la mitad, un año y medio.

Cabe aclarar que un solo espacio puede rendir para más residuos y tener una vida útil mayor en función de qué tanto se estén reduciendo los productos que se desechan y qué tanto se clasifiquen y valoricen, es decir, se reciclen, se vendan, se transformen o se les dé nuevos usos para que al destino final solamente llegue lo que ya es muy complejo reusar, como el unicel, por ejemplo.

Sin embargo, en Zapopan no hubo más que un proyecto piloto a lo largo de los tres años pasados que no se tradujeron en una política pública, tres años que se perdieron para incentivar e involucrar a 1.1 millones de habitantes en la dinámica de la separación de residuos, una práctica que supone cambio de hábitos y lleva su tiempo. Pero no se hizo a pesar de que el espacio en Picachos está comprometido.

Dos años después de que también se había dicho operaría ya la quinta celda para clausurar la cuarta, no se ha podido hacer por falta de permisos ambientales y por deslaves de arena que tuvo la infraestructura con las lluvias. ¿Cuándo comenzará a funcionar esta celda dado que la cuarta desde el 2015 ya estaba por saturarse? Según Pablo Lemus “pronto”, aunque en una misma entrevista el pasado jueves llegó a decir que ya estaba operando, pero al recordarle que no tenía los permisos, terminó acotando sutilmente que ya tienen uno y en cuanto llegue el otro ahora sí, estará listo para recibir los nuevos residuos (cambió de versión en segundos).

El tema es que sí, el socavón para recibir basura está ahí y dará un respiro al municipio durante la presente administración, pero ¿cuál es la apuesta para los años siguientes cuando ni siquiera existe un programa enfocado a reducir los residuos? La administración actual está actuando en función de un trienio que no podrá estirar más.

La forma en que se consume y desecha en la ciudad es insostenible, no hay vertedero que alcance ni ambiente que soporte las externalidades de millones de toneladas de basura enterradas, sí es responsabilidad de los ciudadanos bajar su aporte de residuos en lo individual, pero también es obligación de los municipios echar a andar su maquinaria pública para que esto tenga un impacto. No lo están haciendo.

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da/i