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Estafas

En Netflix se encuentra disponible el documental Fyre: La fiesta más exclusiva que nunca sucedió donde se expone a un presunto empresario en ciernes, Billy McFarland, quien inicia su emporio con una tarjeta de crédito, continúa con una aplicación que se encarga de contratar artistas y termina con la venta de experiencias con artistas y deportistas falsas.

Su punto de quiebre fue el famoso festival Fyre donde contó con la complicidad del rapero Ja Rule (quien extrañamente sale absuelto en la hora y media del documental), un exclusivo evento para artistas, modelos, socialités e influencers que se realizaría en las Bahamas para promover la aplicación del mismo nombre que prometía contratar a personalidades para eventos privados, desde fiestas hasta conciertos, todo era un fraude.

Lo interesante de la pieza es que muestra lo complicado que resulta hacer un festival, es una tarea titánica que involucra a mucha gente y está a merced del clima, en uno de los momentos climáticos de la historia del Fyre, una tormenta acaba con las buenas intenciones de quienes desean levantar un festival que había nacido muerto. Además, expone un problema ético: los famosos influencers, con tal de ganar dinero, promueven lo que sea y como sea. Uno de los muchos debates que abre este documental debe involucrara a las marcas ¿cualquiera con una considerable cantidad de followers reúne las condiciones para ser líder de lo que sea?, ¿se vale? Y por otro lado el documental deja una conclusión, en cualquier momento surgirá otro encantador como McFarland que lleve al desastre a inversionista, asistentes, influencers, fanáticos crédulos y bobos. Hay que verlo, se van a asustar de cómo inició algo que terminó en demandas millonarias y el autor intelectual en la cárcel.

Lo que debería documentarse como estafa es el pop estadounidense. El escándalo estadounidense es la negativa de Ariana Grande a ser parte de los Grammy por una supuesta restricción a su libertad de expresión, precisamente el día que sale su nuevo disco, el cual hizo en dos semanas y lanzó seis meses después de su álbum anterior. Nadie, hoy en día, puede afirmar que una obra se pueda cocinar en ese tiempo, un producto sí, claro. A estas alturas, la cantante ya suma rupturas amorosas mediáticas, un lamentable atentado en uno de sus conciertos que le sirvió para victimizarse, días de depresión, escándalos, de música no se habla y los medios especializados se vuelcan a querer provocar una ofensiva contra la creciente ola latina y rapera que parece incontenible. El pop ya era desechable, hoy en día no solo es insufrible sino insultante. Pobres milenials.

da/i