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Laguna de Atotonilco, reprobada en Ramsar

HACE 27 AÑOS. El cuerpo lacustre no se llena desde 1992. (Foto: Agustín del Castillo)

Los habitantes de las riberas de la laguna de Atotonilco o Villa Corona, elevada a sitio Ramsar como humedal prioritario internacional en febrero de 2006, no consideran que haya mucho que celebrar tras 13 años de la designación, y de hecho, el vicepresidente del sitio Ramsar, el ejidatario Andrés Gutiérrez Ortiz, asegura que si acudiera una misión de esa convención de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el saldo sería seguramente “de reprobados”.

No es que no se hayan realizado cosas importantes: hay ficha, programa de manejo, un trabajo de sensibilización con los usuarios de las zonas de riego, obras de desazolve que periódicamente han logrado mejorar el flujo del agua hacia la parte baja. Pero que el embalse natural no se haya vuelto a llenar desde 1992 es más que elocuente: hay intenciones, pero insuficientes; hay trabajo, pero menos del necesario; hay inversión, pero es mínima: quizás se puedan reunir un millón de pesos aplicados desde 2006, pero las necesidades básicas fueron estimadas en 35 millones de pesos.

“El entorno demuestra que la laguna cada vez pierde más agua; la tenemos cada vez más llena de maleza, de tulares; se hizo un proyecto ejecutivo de alrededor de 35 millones de pesos, que se le entrego precisamente en su momento al gobernador Aristóteles Sandoval; nos perfiló a la dependencia correspondiente y fue un proceso y un peregrinar para poder lograr un recurso, que resultó mucho menor a lo necesario”, explica el ex presidente municipal de Villa Corona y uno de los principales activistas a favor de la laguna, Francisco Mendoza Moncayo.

“Tuvimos el apoyo de todos los sectores productivos del municipio, con sellos y formas de todo lo que vienen siendo las unidades cooperativas pesqueras de aquí del municipio, que vienen siendo los ejidos, la asociación de balnearios y parques acuáticos, la asociación ganadera local; de todos los sectores productivos, que se involucraron para poder lograr el objetivo, y al final de cuentas, después de estar tocando puertas, y de presentar un proyecto que nos elaboró sin cobrar la bióloga Silvana Marisa Ibarra, se logró. Primeramente habían dicho que iba a ser de 2 millones de pesos, posteriormente millón y medio, y al último quedo en medio millón de pesos”, agrega.

El problema es mayor porque “nuestra laguna no tiene los niveles que en su momento tuvo; porque a final de cuentas se han ido cortando los afluentes, que de alguna u otra forma eran de los que se abastecía para tener agua la laguna, hablamos de cuatro afluentes: unos que vienen de la Presa de valencia; otros que vienen del Molino; otro que viene por el lado de Atemajac, que es uno de los mayores, y otro que baja por el lado de las barrancas de Los Otates,  de Tlajomulco”.

El caso de la unidad de riego Presa Las Tuzas fue uno de los mejores resultados para conciliar eso y evitar abusos. “Ellos tienen la concesión de Juanacatlán hasta Villa Corona; ellos utilizan el agua para riego porque así lo marca la concesión, y los excedentes son lo que nos dejan, no había habido arreglos con ellos y la usaban de más, y no se respetaban los volúmenes; pero llegamos a acuerdos en su momento con la mesa directiva y se iban a manejar volúmenes para efectivamente ellos cubrir con su sistema de riegos, que empiezan en septiembre, y estamos hablando que se riegan cerca de mil 500 hectáreas de caña de azúcar y actividades propias de la agricultura, de esa manera es como se iba a modificar el sistema de riego, para que nosotros tuviéramos agua en la laguna”.

De que hay trabajo y resultados, los hay. Pero el apoyo ha sido escaso y los lugareños se preocupan por el futuro de su laguna.

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FRASE

“El entorno demuestra que la laguna cada vez pierde más agua; la tenemos cada vez más llena de maleza, de tulares”
Francisco Mendoza Moncayo, ex alcalde de Villa Corona

JJ/I