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Cardozo, el motivador

Es muy común en cualquier ámbito de trabajo que un jefe busque motivar a su personal de distintas formas. Existen los incentivos económicos en base a objetivos logrados, los reconocimientos públicos según los logros en meses, semestres o al año.

Una forma muy típica es tocar las emociones. El ex jugador, técnico y directivo del Real Madrid, Jorge Valdano, y además campeón del mundo con Argentina en 1986, asegura que un equipo de futbol “es un estado de ánimo”, y por lo tanto es muy importante trabajar la parte mental para mantener un buen nivel de competencia.

Y un camino al que recurren muchos entrenadores es la comparación de algunos de sus jugadores principales con un referente a nivel mundial, o que inclusive podrían estar en una liga europea muy competitiva.

En esta semana, previo al Clásico Tapatío, José Saturnino Cardozo, técnico de Chivas, mencionaba los rasgos más distintivos de Alan Pulido como delantero al señalar que tiene potencia, velocidad, buen tiro de media distancia y buena ubicación en el área para rematar.

Pero a la vez también dijo sin tapujos sus puntos débiles, como la dificultad para jugar de espaldas al marco, que en otros delanteros es una especialidad. Otro punto que subrayó Cardozo como frágil en Pulido fue que no conecta bien de cabeza. Lo que vino después de la referencia detonó la polémica: “Tiene todo… lo único que le falta es cabecear un poco. Si cabeceara, pinche Puli estaría en el (Manchester) City, porque es muy completo (como jugador)”.

No es la primera vez que Cardozo apela a tal motivación. El año pasado, ya como técnico del Rebaño, dijo que el volante ofensivo Alan Cervantes tenía un juego muy similar al de Kevin de Bruyne, estrella precisamente de los Citizens.

Otro entrenador que causó polémica con una declaración parecida fue Carlos Reinoso, quien como técnico del América afirmó que Enrique Esqueda era mejor que Javier Chicharito Hernández, quien ya triunfaba con el Manchester United.

No es criticable el querer impulsar a un jugador con tales comparaciones, ya soólo depende de la convicción con que lo diga el entrenador, y que el receptor tenga la disposición para proyectarse.

Todo se vale. El problema es que también puede ser contraproducente y frustrante para el jugador si no cumple con las expectativas.

@Ofares72

JJ/I