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Enamorarse es benéfico para el cerebro

EL AMOR. Los centros del placer son zonas del cerebro vinculadas con el sistema dopaminérgico mesolímbico y si se estimula esta región, el aprendizaje se torna más fácil ya que puede ser interpretarlo como algo placentero. (Foto: Especial)

Además de sustancias como serotonina, adrenalina, oxitocina y vasopresina, que conforman la fórmula del amor, en las relaciones de pareja intervienen diversas áreas cerebrales y neurotransmisores, que propician distintas emociones y que son las bases para el desamor.

El académico de la Universidad del Valle de México, Sergio Gustavo Zúñiga Sánchez, comentó que hoy se sabe que el cerebro (y no el corazón) es el que puede tener el flechazo de cupido cuando son sintetizados y liberados distintos neurotransmisores dentro del propio cerebro y al torrente sanguíneo.

Detalló que los neurotransmisores son sustancias químicas creadas por el cuerpo que transmiten o envían información desde una neurona hasta la siguiente a través de unos puntos de contacto llamados sinapsis. En la actualidad se han considerado hasta 60 sustancias químicas con esta función.

Sostuvo que entre los neurotransmisores más estudiados y sus funciones en la fórmula del amor, está la serotonina, que es sintetizada a partir del triptófano, un aminoácido que no es fabricado por el cuerpo, por lo que debe ser aportado a través de la dieta. Se le reconoce como la hormona de la felicidad y los niveles bajos de esta sustancia se asocian a la depresión.

Mientras que la dopamina está involucrada en las conductas adictivas y sensaciones placenteras, aunque, también se vincula a los movimientos musculares, la memoria y el aprendizaje.

La adrenalina es una hormona asociada a mecanismos supervivencia, que permite reaccionar de manera adecuada ante una situación de estrés, por ello regula también la presión arterial, frecuencia respiratoria y mantiene a la persona alerta y sensible a distintos estímulos del medio ambiente.

En tanto que la oxitocina, es un neuropéptido que se produce en el hipotálamo y se dirige a la hipófisis, glándula que la libera para expulsar la leche materna cuando la madre ofrece la lactancia a su hijo, es la responsable de las contracciones uterinas durante el parto.

Sin embargo, y de acuerdo con un comunicado de la UVM, se libera durante diversos aspectos sociales como una comida agradable, el placer durante el orgasmo o incluso durante el desarrollo de vínculos afectivos o el crecimiento de los niños.

En el enamoramiento, describió el experto, la vasopresina incrementa la preferencia por la pareja, los niveles de cortisol, la atracción y la presión arterial. También se le nombra hormona antidiurética, y es producida por el hipotálamo, regula la concentración de orina y su excreción de ésta por medio de los riñones, su actividad influye de manera directa en la tensión arterial.

Estudios

La oxitocina, que es usada en obstetricia con diferentes fines, es conocida como la hormona del amor y hay experimentos en animales donde se demostró un incremento en la formación de parejas cuando se le inyectaba esta hormona.

Científicos de la Universidad de Concordia, en Canadá, fueron más allá y hallaron que, en el cerebro, el amor prácticamente coincide con el área donde reside el deseo sexual.

 Concretamente, a partir de 20 estudios independientes que examinaban la actividad cerebral de distintos sujetos mientras observaban imágenes eróticas o fotografías de sus seres queridos, el neurobiólogo Jim Pfaus y sus colegas llegaron a la conclusión de que tanto el amor como el deseo sexual activan áreas del núcleo estriado y de la ínsula. Sin embargo, las neuronas que se estimulan son ligeramente distintas. La región activada por el deseo sexual es la misma que se pone en marcha ante estímulos que causan placer inmediato como el sexo y la comida. Sin embargo, el área vinculada al amor está implicada en procesos de condicionamiento mediante los cuales a aquellas cosas que nos generan una recompensa se les atribuye un valor, convirtiendo el deseo en amor.

Finalmente, el compromiso casi obsesivo que experimentan en muchos casos quienes están enamorados se puede explicar en los niveles bajos de serotonina similares a los encontrados en pacientes con trastorno obsesivo compulsivo (TOC). Redacción

EMOCIÓN. Entre los neurotransmisores más estudiados y sus funciones en la fórmula del amor, está la serotonina o la hormona de la felicidad.
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FRASE

“El compromiso casi obsesivo que experimentan en muchos casos quienes están enamorados se puede explicar en los niveles bajos de serotonina similares a los encontrados en pacientes con trastorno obsesivo compulsivo”
Jim Pfaus, neurobiólogo canadiense

JJ/I