INICIO > OPINION
A-  | A  | A+

CaSa

Esta semana pude visitar el Centro de las Artes de San Agustín, o CaSa, un centro de arte fundado por Francisco Toledo, ubicado en San Agustín Etla, a 17 km de la ciudad de Oaxaca de Juárez. Para encontrar el lugar seguimos por un camino que subía la montaña y al final apareció ese majestuoso espacio que desde el primer instante hizo desaparecer mi incredulidad y responder con imágenes la pregunta: ¿por qué ahí?

La sede, la ex fábrica de Hilados y Tejidos la Soledad, fundada en 1883 por José Zorrilla Trápaga para la manufactura de manta cruda de algodón. Sería casi 200 años después que el inmueble quedó en abandono y hacia el año 2000 fue adquirido por Francisco Toledo con la finalidad de crear el primer centro de arte ecológico de Latinoamérica. Las labores de reforma edilicia estuvieron a cargo de la arquitecta Claudina López Morales y así, en el 2006, con apoyo del entonces CONACULTA a través del Centro Nacional de las Artes, el Gobierno de Oaxaca y fundaciones privadas, se abrió este espacio de encuentro para la formación, experimentación, creación y difusión artística con programas que vinculan el arte, la comunidad y el medio ambiente. CaSa fomenta la creación artística de alto nivel con procesos de producción ecológicos, incorporando nuevas tecnologías a la vez que desarrolla proyectos artísticos con la comunidad, dirigidos a fomentar la creatividad de niños, jóvenes y adultos de su contexto bajo un enfoque de recuperación y cuidado de los recursos materiales y el acercamiento al arte.

Francisco Toledo es el artista vivo más importante de México, no solo por su prolífica obra. Sin duda, su sentido de responsabilidad social y su inteligencia en sumar voluntades públicas y privadas a favor de la educación artística en Oaxaca lo hacen un ser extraordinario que ha logrado detonar en esta ciudad y sus alrededores, focos de creación artística a la par de generar posibilidades profesionales para una población cuyas perspectivas laborales eran limitadas.

La última noche que estuvimos ahí nos tocó compartir mesa con varios nacionales y extranjeros que venían a la ciudad a aprender artes gráficas, pues –nos contaban– era el movimiento en Oaxaca uno de los más prolíficos e interesantes a nivel internacional.

Ojalá los funcionarios entrantes de la Secretaría de Cultura Federal consideren que como éste, muchos proyectos están sucediendo en distintos rincones de México en mayor o menor escala y la labor principal radica en seguir fomentando las colaboraciones entre distintos agentes, públicos y privados para fortalecer proyectos en vías de desarrollo.

JJ/I