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Don Nikolai: Un relativista en GDL

A Nikolái le gustaba mucho enseñarme y aprovechaba todas las ocasiones que se presentaban para incrustar en mi cerebro algo indispensable, sin lo cual no era posible vivir.  

Máximo Gorki, Mis universidades, Ed. Progreso, Moscú (1977), pp. 349-350   

                                    

Por lo que bien podría haber sido un peculiar efecto relativista de dilatación del tiempo -que sin duda le hubiera causado gracia, según menciona uno de sus antiguos alumnos- nos enteramos hasta el 15 de febrero (aniversario de Galileo) del fallecimiento el 1 de enero pasado en Moscú del profesor doctor Nikolai Vsevolodovich Mitskievich Repnikov (Novosibirsk, URSS, 1931) quien a muchos -al igual que el personaje de Gorki- nos incrustó en el cerebro la Física de altos vuelos y suprema elegancia que él cultivaba, propiciándonos la curiosidad inherente a su vasta cultura; la nota necrológica correspondiente la publicó su amigo y colega Yuri S. Vladimirov en la página de la revista rusa Espacio, Tiempo e Interacciones Fundamentales (http://stfi.ru/ru/about.html), donde menciona que a la muerte de su padre el mismo año de su nacimiento fue criado por su madre, quien se trasladó de Novosibirsk a Samarcanda en Asia central; Alevtina Repnikova era médico militar y veterana de la Gran Guerra Patria, ya en México y acompañando a su hijo, las festividades coheteriles del cercano templo de San Ignacio de Loyola los movieron a la más tranquila Colonia Universitaria, en la inmediaciones del Tecnológico de la UdeG en cuya Facultad de Ciencias laboraba el graduado en la Universidad Estatal de Moscú “M.V. Lomonósov”.

Gracias a Lysenko

La primera opción universitaria del joven Nikolai fue Biología, sin embargo, dejó la carrera en el primer año y optó por la Física según sus palabras citadas por Vladimirov: “la enseñanza de las matemáticas estaba prohibida en la Facultad de Biología (el Lysenkoismo estaba muy extendido), y sin las matemáticas ni siquiera podía imaginar ningún tipo de ciencia”; aunque durante toda su vida siguió de manera lúdica el conocimiento biológico, tenía una extensa colección de cactus y suculentas y entre sus pasatiempos estaba hacer hibridaciones de los mismos.

Como docente en las más disímiles regiones del mundo el doctor Mistkievich dejó una pléyade de agradecidos alumnos.

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da/i