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La era de los ‘reporfans’

Lo ocurrido el domingo en la cancha del Estadio Olímpico Universitario es una escena típica de los tiempos que vivimos actualmente en el periodismo deportivo.

Hoy en día, cualquiera tiene la oportunidad de crearse un medio de comunicación a través de una página web y con facilidad es acreditado.

La manera en que el sujeto identificado como Juan Carlos Castro, acreditado por la agencia internacional Reuters, misma que negó conocerlo, logró que le aceptaran su solicitud de acreditación en el club Pumas para estar a nivel de cancha en el partido contra América.

Por lo que describe el técnico del América, el señor Castro tenía planeado provocarlo una vez concluido el juego que favoreció a los universitarios. El supuesto fotógrafo le gritó “¡Perdedor!”.

¿Qué hubiera pasado si Miguel Herrera reacciona como en sus viejos tiempos? Es decir, de manera violenta, como cuando era jugador del Atlante y agredió a un aficionado que lo golpeó por la espalda. En aquel lejano 1994 se habló más de cómo Herrera se fue encima de su agresor, y no de la nula seguridad en el Estadio del Nou Camp del León para que una persona estuviera en la cancha burlándose del equipo que había perdido.

Eso pasa en cancha. Pero en el palco de prensa en donde los reporteros y periodistas asisten para observar el juego, escribir crónicas, analizar, comentar o narrar un partido a través de radio o televisión, hay muchos que no ocultan su preferencia por alguno de los equipos participantes. Inclusive, en años más atrás, era muy común que hay quienes asistían sin pena literalmente con la camiseta puesta y gritaban con ganas el gol, y se burlaban de quien estaba a lado.

 Hoy, por reglamento un representante de un medio de comunicación no puede portar vestimenta de alguno de los clubes que juegan, a menos que trabaje para una de las instituciones.

Lo cierto, es que desde hace tiempo, quizá de diez años a la fecha, es una moda de algunos periodistas expresar el equipo de su preferencia, lo cual es válido, pero cuando se llega a la burla del contrario y se va al palco de prensa a echar porras y no a trabajar, el respeto y credibilidad como periodista se derrumba ante los demás.

Al menos eso creo yo. Otros me llamarán anticuado y pasado de moda, pero en lo que a mí se refiere, todos los clubes merecen un respeto.

@ofares72

JJ/I