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De parte de las mujeres zapatistas

Apenas iniciado este mes de febrero las mujeres zapatistas, las que participan en el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), publicaron (http://enlacezapatista.ezln.org.mx/ ) una carta dirigida a las mujeres que luchan en el mundo. En ella anuncian las razones por las cuales será imposible realizar en su territorio el próximo mes de marzo el II Encuentro Internacional de Mujeres que Luchan. Su carta no esta dirigida a mí, por ser hombre, sin embargo, por su contenido me sentí estrujado, conmovido e implicado. Por ello decidí hacer este comentario.

 En 25 años de lucha las mujeres zapatistas han avanzado y cambiado mucho. Sus espacios de libertad son significativos. Por ello dicen no querer volver al mundo en donde solo les tocaba hacer la comida y parir crías, para verlas luego crecer en la humillación, el desprecio y la muerte. Conquistaron libertades y no piensan perderlas y mucho menos cambiarlas por algunos pesos.

Esa convicción libertaria la declaran las mujeres zapatistas en su misiva y con ella se posicionan claramente frente a la continuación de la guerra de despojo iniciada hace más de cinco siglos, pero que hoy el capital pretende generalizar en el sureste del país con una capacidad destructiva sin precedentes y habiendo renovado las ideas neodesarrollistas a través del gobierno de la 4T (AMLO). Frente a tal objetivo cada vez son más las voces que se alzan, pero lo importante en este caso es que se trata de la voz de mujeres indígenas, que varias de ellas llevan más de 25 años experimentando, siendo parte de los proyectos de vida zapatistas, y en ese mismo proceso recuperando su historia, su cultura milenaria y su capacidad revolucionaria.

 La razón principal que exponen para decidir suspender el Encuentro de mujeres es el empecinamiento de los malos gobiernos, como los definen, para realizar sus megaproyectos (el Tren Maya, el plan para el Itsmo de Tehuantepec, la siembra masiva de árboles frutales y para madera, la minería y las grandes empresas agroalimentarias). Es decir, lo mismo que desde siglos los gobierno y el capital han hecho en el resto del país, especialmente donde se han construido grandes conurbaciones; donde han agotado, devastado y/o contaminado los bienes naturales y donde la destrucción y nocividad urbana hacen imposible la reproducción de la vida en condiciones dignas.

Ellas afirman que el gobierno va no solo contra ellas sino contra todas las mujeres (y también contra los hombres). Dicen que lo que ellos quieren es que sus tierras ya no sean para ellas, sino para los cinco millones de turistas que el gobierno pretende que con dichos megaproyectos vayan al sureste de México a pasear, a hospedarse en grandes hoteles y comer en grandes restaurantes. Afirman que la pretensión del gobierno es convertirlas en sus peonas y sirvientas. Quieren que vendamos nuestra dignidad por unas monedas al mes.

No entienden, dicen, que lo que llaman “progreso” es una mentira. Ni siquiera pueden cuidar la seguridad de las mujeres. Y plantean una pregunta retadora, ¿cuántas mujeres han sido asesinadas en estos mundos progresistas mientras tú lees estas palabras? Y enseguida aseveran para hacer notar la diferencia, tal vez tú no lo sabes, pero te decimos que acá, en territorio zapatista, no ha sido asesinada ni una sola mujer en muchos años…

En su carta plantean cuestionamientos políticos, proponen varios debates, particularmente entre mujeres, pero es a la vez una especie de alerta roja pues afirman que van a luchar con todas sus fuerzas contra los megaproyectos. Si conquistan estas tierras, precisan,  será sobre la sangre de nosotras las zapatistas. Ya empezaron los ataques de sus paramilitares y es justo por ello que consideran que ya no es seguro el territorio zapatista para organizar el encuentro de mujeres. Y sin perder su sentido crítico piden a las mujeres del mundo que cada quien haga su encuentro en sus tierras, según sus modos y tiempos con el fin de que no se apague la lucesita que les regalaron el año pasado en Chiapas. Les piden también que se cuiden por si de repente ya no se vuelven a mirar.

            La guerra continúa….la resistencia también.

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da/i