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#YoTambiénImproviso

En 2017, el entonces gobernador de Veracruz, Miguel Ángel Yunes, acusó a las administraciones de Fidel Herrera y Javier Duarte de aplicar medicamentos apócrifos a pacientes con cáncer y realizar pruebas falsas de detección de VIH/sida.

La Secretaría de Salud dijo que no encontró evidencia de esas prácticas, pero sí numerosas irregularidades administrativas, indignantes y dolorosas.

José Narro Robles, a cargo de la dependencia, reportó que detectaron 17 toneladas de medicamentos caducos y cerca de 47 mil pruebas para detectar VIH/sida sin registro sanitario que nunca debieron haberse adquirido.

El ex funcionario federal pidió hechos, no dichos acerca de los pacientes con un problema oncológico que hubieran recibido falsos tratamientos; lo que sí reconoció como un hecho fue la desconfianza en las instituciones de salud que sembraron las malas prácticas en Veracruz.

El sexenio terminó y nunca se llegó a los hechos, pero con agua destilada o no, las toneladas de medicamentos inservibles y las pruebas de detección de sida apócrifas bastaron para que el caso indignara en todo el país.

El martes 19 de febrero se supo de un caso igualmente doloroso e irritante: una imagen de un garrafón de plástico usado como casco cefálico para proveer de oxígeno a un bebé conmovió en redes sociales y volvió a golpear a las instituciones de salud.

El hecho ocurrió en el Hospital Comunitario del municipio de Magdalena de Kino, en Sonora, y la reacción de la gobernadora de la entidad, Claudia Pavlovich, fue destituir a la directora de la unidad médica.

Pero esta vez, personal de salud de todo el país se unió para respaldar a su colega y defenderse de las críticas que miles de ciudadanos hicieron a través de Facebook y Twitter. Crearon los hashtags #YoTambiénImproviso y #TodosImprovisamos para exponer a qué prácticas inimaginables tienen que recurrir ante las carencias con las que deben prestar sus servicios cada día y de las cuales no son responsables.

Han mostrado imágenes de botellas de plástico haciendo la función de máscaras de oxígeno, aerocámaras, bolsas para suero, así como cajas de cartón usadas como incubadoras y salas de espera que se convierten en sala de partos médicos.

Enfermeras, anestesiólogos y demás personal de salud están exhibiendo que, en materia de salud, en México se improvisa todos los días con tal de no dejar sin atención a las personas. Cuesta creerlo, pero lo están demostrando con fotografías desgarradoras.

Tristemente estos servidores están exponiendo el cáncer de falta de insumos, desabasto de medicamentos y equipo en los hospitales públicos. Están denunciando órdenes de gobierno incompetentes para garantizar a la población un derecho fundamental, como lo es el acceso a la salud.

En 2017, un informe de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios reveló que al menos 122 instalaciones médicas del país tenían anomalías en materia de salubridad.

Falta de limpieza en la ropa de cama, suciedad en diversas áreas, carencia de insumos como gasas, jeringas y sábanas limpias, medicamento caduco, desabasto de medicinas, así como la falta de higiene en la preparación de alimentos y soluciones de uso médico, fueron algunas de las fallas detectadas.

Dos años después de ese reporte, #YoTambiénImproviso y #TodosImprovisamos refleja que no hay solución a un problema que no es culpa de los médicos ni de las enfermeras, pero es sobre ellos que cae el linchamiento mediático.

Su campaña es un grito desesperado para que se voltee a ver en qué condiciones trabajan. No quieren ser mártires, escribe una doctora, tan sólo desean insumos, equipo y personal suficiente, más que hospitales nuevos de relumbrón que terminarán operando con las mismas carencias y recurriendo a la improvisación.

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JJ/I