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La complejidad de la mujer

Hablar de la mujer per se implica una larga lista de adjetivos o ideas con las que nos definen; así es como he leído y escuchado decir que  “una mujer es compleja” o “es complicada”; la idea de entender a la mujer como alguien a quien es difícil de entender o a quien “no se le debe entender, solo querer”, resulta de alguna manera un tipo de violencia, de forma que nos hacen parecer como seres de otro planeta o inclusive subdesarrollados, hecho que por su puesto resulta denigrante, discriminatorio, desvalorizador, agresivo, descalificador, ofensivo… Y que genera emociones negativas.

Pero por qué no ser resiliente y tomar esta forma calificativa como el resultado del proceso de años de la lucha por la colocación de la mujer; en el entendimiento de que una mujer tiene un sinfín de circunstancias adversas, tanto en lo que se refiere a seguridad como en lo educativo, lo laboral, el esparcimiento y otras muchas áreas; y aun a pesar de ello logra resolverlo.

Una mujer resulta “compleja” e “inentendible” cuando no se le dan las mismas oportunidades y tiene que encontrar mil opciones diferentes para resolver cualquier problemática que se presente, las exigencias que la sociedad mexicana impone a la mujer resultan cada vez mayores: cuidar a los hijos, laborar, hacer los quehaceres domésticos, atender a algún familiar, resolver los conflictos que pudieran suscitarse y por si fuera poco, lucir una imagen de acuerdo al estándar, acompañada de una linda sonrisa.

Y de pronto pareciera que una está envuelta en cumplir caprichos de la sociedad y dejar de lado gustos propios, ocupaciones personales, espacios de recreación y deporte; algo personal que la haga sentirse satisfecha del día a día, que le genere bienestar y buen humor; y entonces es tan fácil comenzar a juzgar y a llamarla “inentendible”, “compleja”, “difícil”, “inexplicable”, “al final de cuentas, es mujer”.

Creo que como sociedad debemos empezar a exigir menos y comprender más, dejar de solo “querer” sin “entender” por lo que se está pasando, parar de desvalorizar un género solo por el estereotipo que tenemos de lo que puede o no hacer; porque justo estas acciones pueden lograr un gran cambio, no solo en la actitud, sino en las oportunidades; y con ello en el avance de nuestro país.

¡Ya basta de dejar de lado a los grupos que mueven al mundo y crezcamos juntos!

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da/i