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La deuda climática fuera de control

Imagínate que tienes una tarjeta de crédito en la que has ido acumulando deuda y que está rozando el límite de tus posibilidades de pagarla. Pero te das cuenta a tiempo y empiezas a batallar con cambiar algunos hábitos de gasto para impedir que esa deuda crezca desbocadamente.

Un día revisas el estado de cuenta de tu tarjeta y te das cuenta de que tu deuda se empezó a disparar porque como superaste cierto nivel de gasto, entró en funcionamiento una tasa de interés que no conocías porque no leíste la letra chiquita.

De un día para otro la deuda de tu tarjeta está fuera de tu control y ya no sólo es cuestión de cambiar algunos hábitos, sino alterar significativamente tu vida para sobrevivir. Tienes que simultáneamente vivir con lo mínimo y generar el mayor pago de deuda posible… o entrar en una situación de bancarrota y posiblemente cárcel.

En julio de 2018 se publicó un reporte titulado Adaptación profunda: un mapa para navegar la tragedia climática, del profesor Jem Bendell, en el que se sugiere que esta historia con la tarjeta de crédito es exactamente lo que nos está pasando con el cambio climático.

La atmósfera es nuestra tarjeta de crédito a la que le hemos cargado gases de efecto invernadero a un ritmo creciente debido a nuestro modelo económico que no toma en cuenta el costo total de realizar ciertas actividades.

Hace 22 años que nos empezamos a organizar con la firma del Protocolo de Kyoto para disminuir el ritmo acelerado con el que gastábamos con la tarjeta de crédito climática, logrando pequeños cambios en reducir el nivel al que crecía nuestra deuda, pero confiados porque teníamos décadas para corregirlo antes de que se saliera de control.

Lo que los científicos han descubierto en los últimos años es que estábamos calculando los plazos linealmente asumiendo que nuestra deuda con la atmósfera crecería gradualmente, pero empezaron a entrar en funcionamiento tasas de interés que no teníamos contempladas.

Estas tasas de interés tienen que ver con el Ártico. Como se ha incrementado la temperatura atmosférica, se ha empezado a derretir el hielo de esta región a ritmos cada vez más acelerados. Al derretirse el hielo, éste deja de reflejar luz solar que se queda en la atmósfera acelerando todavía más el calentamiento global. Según el reporte, el incremento en la temperatura que está generando la ausencia de hielo es equivalente al generado por 25 por ciento de las emisiones de carbono, ¡de los últimos 30 años!

Esto es lo mismo que una tasa de interés imprevista que pone nuestra deuda con la atmósfera en una situación impagable. Ya no es cuestión de hacer ajustes a nuestros gastos/emisiones, tenemos que hacer frente a un estilo de vida radicalmente diferente. Se acabó la era de las políticas de sostenibilidad y entramos en la era que el profesor Bendell llama “adaptación profunda”.

La elevación de los niveles del océano hará inviable para vivir algunas ciudades costeras. La acidificación del mar reducirá el rendimiento de la pesca al tiempo que el cambio climático hará colapsar la agricultura. Estos fenómenos combinados generarán flujos migratorios masivos que empujarán a la economía global en una crisis permanente y reducirán drásticamente la calidad de vida en todo el mundo. Se racionará la energía, la comida y el agua. La mayoría viviremos con miedo de nuestra integridad física.

Bendell argumenta que la comunidad científica y los tomadores de decisiones del mundo están en un estado de negación respecto a la situación en la que nos encontramos ya. No se dan cuenta de que necesitamos prepararnos cuanto antes para mantener la civilización en un mundo que se vuelve más hostil para la vida humana como la conocemos.

En la historia ficticia de la deuda en la tarjeta de crédito el dilema estaba entre alterar radicalmente nuestro estilo de vida para pagar la deuda o ir a la cárcel. En la historia real de la deuda atmosférica el dilema está entre inventarnos un nuevo modelo socioeconómico rápido o enfrentarnos al posible fin de la civilización humana en el siglo 21 y en los escenarios más oscuros, la extinción de la especie.

@ortegarance

JJ/I