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Inseguridad en tierra de nadie

El lunes, el gobernador Enrique Alfaro Ramírez reveló que del 7 de febrero al 6 de marzo se registraron 242 homicidios dolosos en el estado, o sea, siete asesinatos más que un mes antes –enero–, cuando se contabilizaron 235, y dijo que los tres primeros meses de su gobierno han sido de contención, pero que se busca reducir la incidencia delictiva.

Por su parte, el fiscal Gerardo Octavio Solís Gómez reconoció que de cada 10 homicidas, únicamente se detiene a dos o tres, o sea, que los ocho o siete restantes andan sueltos, libres por las calles de la Zona Metropolitana de Guadalajara, donde se ha concentrado 80.2 por ciento de dichas muertes con Guadalajara a la cabeza con 36, apenas tres más que en Tonalá (33).

“Éstas no son cifras que nos hagan sentir tranquilos, por supuesto que no, pero no hay tampoco un disparo o un alza vertiginosa de los delitos como se ha querido hacer ver en algunos momentos”, declaró a los medios de comunicación Alfaro Ramírez ese lunes en rueda de prensa.

¿Cuántos asesinatos deben de registrarse en las calles de la zona metropolitana, entonces, para reconocer un incremento en este tipo de delitos, cuando cada 24 horas se cometen ocho homicidios dolosos? ¿Cuántos de estos homicidios son cometidos por esos ocho o siete asesinos que andan sueltos en la calle y que no fueron detenidos con motivo de otros muertos días o semanas anteriores?

Si la cifra de homicidios, en promedio, se mantiene mes a mes, es porque esos homicidas encontraron en la zona metropolitana el terreno fértil para ajustar cuentas personales o de grupos delictivos. Y continuarán manchando de sangre las calles metropolitanas al advertir que las fuerzas de seguridad –del estado para empezar– no son capaces de capturarlos. ¿Cuántos de estos homicidios o delitos del fuero común –como el asalto, robo de automóviles o de autopartes– no se han cometido cerca de un módulo de seguridad, como es el caso de la zona de Chapultepec, por ejemplo?

La incidencia es tal porque los delincuentes advierten que no existe peligro ni amenaza alguna de ser detenidos. Y, la verdad, habría que poner en duda la detención de esos dos o tres homicidas que refirió el fiscal Solís Gómez, pues además de que el promedio de estos asesinatos no baja mensualmente, hasta ahora no han reportado, por ejemplo, la detención de culpables de algún asesinato cometido en diciembre, para hablar de un tiempo suficiente para que corra la investigación.

Si frente a este índice de homicidios dolosos que mantienen a Jalisco como la cuarta entidad con estos delitos, la idea es que simplemente se trata de “un reacomodo” de los grupos delincuenciales como en su momento lo justificó el gobernador Alfaro Ramírez, entonces no esperemos un descenso de estos casos y, mucho menos, la aprehensión de los autores, pues pareciera que el estado está en espera de que la Federación haga su trabajo.

Pero en este punto habría que preguntarnos también: ¿estiman las autoridades la cantidad de armas que andan circulando ya no digamos en el estado, sino en la zona metropolitana, que son finalmente el instrumento con el que mayoritariamente se cometen estos homicidios dolosos, ya no en la oscuridad de la noche, sino a plena luz del día y en arterias tan transitadas como la avenida López Cotilla?

Para la cantidad de homicidios que se han cometido, el aseguramiento de armas, de acuerdo con el programa de las bases operativas interinstitucionales (BOI), es mínimo: cuatro armas cortas y 100 armas largas en los primeros 11 días del mes de marzo. ¿Y las demás? Ahí siguen, haciendo de las suyas, en poder de la delincuencia común y organizada que se han apoderado, apropiado, de las calles de la zona metropolitana.

Así pues, la deuda en materia de seguridad pública con la ciudadanía es muy alta.

ES TODO, nos leeremos ENTRE SEMANA.

JJ/I