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Quinto Patio

La creciente inseguridad y la eliminación del Instituto Jalisciense de las Mujeres (IJM) marcaron negativamente los primeros 100 días de gobierno de Enrique Alfaro Ramírez, coinciden académicos, activistas, líderes empresariales y políticos consultados por esta vecindad. Aunque le pudieran molestar o quizá le molesten al gobernador, ni modo, son temas que en la percepción ciudadana, desde distintos sectores, distan bastante de las cifras y los discursos oficiales.

En cuanto a los aciertos del arranque del sexenio, destacaron la reconciliación de Alfaro Ramírez con el presidente Andrés Manuel López Obrador; la buena relación política entre el estado y la Federación que puede traducirse en beneficios para los jaliscienses con la inyección de recursos para temas prioritarios, y como ejemplo más inmediato ahí está el que se destrabó que se reanuden las obras de la Línea 3 del Tren Ligero y la posibilidad de arranque de la línea 4.

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Peeeero del problema más serio para toda la población, en seguridad pública, y con nombres y apellidos, especialistas reiteraron el cuestionamiento por el nombramiento de Gerardo Octavio Solís Gómez al frente de la Fiscalía General del Estado, uno de los personajes más señalados en Jalisco por presuntas violaciones a los derechos humanos en sus anteriores encomiendas como ex gobernador y ex titular de la Procuraduría General de Justicia del Estado.

Mientras que del coordinador del gabinete estatal de Seguridad se apuntó que Macedonio Tamez Guajardo recicla estrategias de mando militar, lo que choca con el discurso a nivel nacional de antimilitarización que ha enarbolado el partido Movimiento Ciudadano. Ahí están los señalamientos a los primeros 100 días de gobierno de Alfaro, un periodo de arranque que no ha sido, digamos, mmmm, brillante.

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A propósito de la notoria inseguridad pública en Jalisco, las escenas de horror continúan en el Área Metropolitana de Guadalajara. Si no son fosas clandestinas o cadáveres carbonizados, metidos en cajuelas de vehículos, envueltos en cobijas, en bolsas, con restos desperdigados en diferentes lugares o simplemente arrojados a un baldío, ahora se trata de cuerpos localizados en un canal de aguas negras. Como sucedió ayer con el que se localiza en un puente conocido como El Capulín, en los límites de Tlajomulco de Zúñiga, Ixtlahuacán de los Membrillos y El Salto.

La versión extraoficial es que los restos sacados podrían acercarse a ser los de una veintena de personas. ¿Cómo los grupos delictivos pueden transportar tantos cadáveres de un lado a otro, desde hace años, sin que las distintas fuerzas de seguridad los descubran? Desde que en noviembre de 2011 dejaron 26 cadáveres amontonados en vehículos, a un costado de Los Arcos del Milenio, en Guadalajara, las cifras del horror prosiguen: más y más muertos, en grupos. Mientras eso ocurre, el contraste es que policías de la Secretaría de Seguridad estatal detuvieron a cinco vendedores de droga al menudeo (que seguramente no tardarán en ser liberados) y aseguraron más de un kilo de marihuana y otras drogas. Grandes logros.

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Mientras el ex titular de Siteur, Rodolfo Guadalajara, decía tranquilamente que era normal que durante la construcción de obras se impactaran cuerpos de agua y que son fácilmente manejables ingenierilmente hablando, la nueva administración de la dependencia ahora reveló que 30 años de filtraciones de agua de la subcuenca de Atemajac en las vías de la Línea 1 del Tren Ligero han causado severos daños constructivos y un socavón de riesgo urgentes de atender, ¿dónde quedaron los cálculos?

Además, salió un cochinero en Siteur: abandono de siete trenes, reciclaje de refacciones, falta de mantenimiento, colocación de personas en lugares donde no corresponden y otras irregularidades, que ya se reportaron a la Contraloría del Estado. Como en cada trienio o sexenio: el de atrás esconde, y si el de adelante escarba… halla.

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JJ/I