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La Cuesta, bosques de niebla con aroma a café

AMENAZADO. La producción en La Cuesta se da en un entorno de bosque mesófilo de montaña. (Foto: Agustín del Castillo)

Los árboles gigantes se elevan majestuosos, recios, todavía sin daños, hasta 50 metros, por encima del tupido dosel del bosque, abierto desde hace décadas por un viejo camino sacacosechas por el cual hoy llegaron muy temprano un grupo de trabajadores, que antes de mediodía se afana entre los cafetos, ávido en extraer las pequeñas cerezas que dan valor a este espacio silvestre y que sostiene la posibilidad de existencia de estas florestas en riesgo de extinción en Jalisco y México.

Es el bosque mesófilo de montaña, tan diverso como una selva húmeda y más amenazado de desaparecer que los manglares costeros. La composición de este paisaje sugiere una perfecta lección en la más exigente cátedra: demuestra que la economía es parte de la ecología, y de este modo, algo más importante: que le está subordinada.

Don Ismael Zepeda Gutiérrez es propietario de este paraje donde prospera desde hace un siglo la variedad arábiga de la bebida más famosa de la Tierra, pero tiene millones de años alojando una impresionante variedad de plantas y animales, cuya supervivencia en la actualidad se debe en buena medida al valor monetario que pueden alcanzar las cosechas del grano de origen etíope. Economía simbiótica, se podría llamar, sobre todo si se tienen precios justos y mercados disponibles. La devastación de cañadas enteras en la misma región, cuando el sustento es sólo ganadería, refleja con nitidez la premisa. Tercera lección del día: la mala economía destruye los sistemas ecológicos. No hay ecología posible sin economía, para decirlo más claro.

Aunque se acerca la hora del calor, el bosque de niebla tiene sus privilegios: los jornaleros, que trabajan frenéticos porque les pagan 4 pesos por kilogramo, están habituados al tormento de los barrilitos (un tipo de mosquito de tenacidad legendaria), pero la generosa fronda los protege del calor. Si logran cosechar de 80 a 100 kilos, la jornada se va hasta 400 pesos, sin considerar que aparte, con el trabajo en el beneficio, puede subir la cuota en 100 ó 200 pesos más. “Es una muy buena paga, pero el trabajo dura poco, más ahora, que como cayeron las plagas, la producción bajó mucho”, señala José Ángel Torres Peña, nativo de La Cuesta, Talpa de Allende, con apenas 22 años.

Don Ismael está orgulloso de haberse sumado a un proyecto modelo, que trata de rescatar esta economía precaria que vivió sus mejores tiempos de los años 50 a 80, cuando el Instituto Mexicano del Café regulaba precios y garantizaba la comercialización. La caída del estado benefactor y el arribo del modelo de economía abierta y globalizada, los obligó a enfrentar la dura realidad del desplome internacional de los precios, no obstante la enorme popularidad de las bebidas de cafeína.

Son 13 familias con predios cafetaleros en la demarcación. La Cuesta, en las fuentes del río San Nicolás, es la región con mayor producción de cafetales en todo Jalisco, pero en comparación con los gigantes del sureste (Veracruz, Chiapas y Oaxaca), esta entidad apenas pinta: no tiene ni 3 mil hectáreas bajo producción, la mayor parte en la Sierra Madre del Sur, entre Puerto Vallarta, al norte, y el volcán de Fuego o de Colima, al sur.

LOS ESFUERZOS PARA PRODUCIR

Luis Javier Peña Robles, responsable de la Escuela de Manejo Agroecológico del Café Sierra Occidental de Jalisco (la marca es café Maple, en alusión a una de las especies más famosa de los bosques de niebla de Talpa), egresado de la Universidad de Chapingo, con especialidad en zonas tropicales, ha sido el extensionista que ha vertebrado el esfuerzo de los 13 socios, con apoyo decidido de su casa de estudios y financiamientos de la Secretaría de Medio Ambiente y Desarrollo Territorial (Semadet) a través de la Junta Intermunicipal de Medio Ambiente de la Sierra Occidental (Jisoc).

Es una historia de casi ocho años. “A partir de 2011 empezamos un estudio de caracterizaciones agroecológicas, justamente para poder descubrir cuál era la situación del café en lo agronómico, lo social y lo económico, para definir cómo es la cafecultura aquí en Jalisco. Nos llevamos la grata sorpresa de que en La Cuesta hay una historia única dentro del café, una sombra biodiversa y un grupo de productores de amplia capacidad para poder sostener estos cafetales de una manera muy particular. También la sorpresa de esta relación con la ubicación geográfica del bosque de maple (Acer binzayedii, especie exclusiva del occidente de México); en la misma cuenca en que tenemos el café (…) realizamos un estudio de evaluación física territorial, una colecta de diferentes puntos, para la parte alta, media y baja; hicimos una selección y posteriormente se envió a los laboratorios de Chapingo; ahí nos damos cuenta de que este café tiene una excelente calidad, que esta evaluado por encima de los 85 puntos y con notas y sabores a miel de maple”.

En 2014, Peña Robles fue técnico desde la Sagarpa (Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación) en el programa del Procafé, “y (al) trabajar con la comunidad, don Ismael Zepeda nos permitió la posibilidad de un trabajo de manejo agroecológico en una de sus parcelas; ahí empezamos una relación de trabajo; luego lo proyectamos hacia otros compañeros, y una vez que termina el programa federal, en lugar de retirarme porque mi trabajo había terminado, hicimos gestiones para continuar con las redes sociales para el desarrollo sustentable (y) durante dos años en una serie de pagos para talleres (…) trabajábamos tres aspectos: manejo agroecológico de cafetales, organización y comercialización”.

PUEDE AUMENTAR. Los árboles de la comunidad protegen a los jornaleros del Sol.
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UNA CRISIS

En 2017 se presenta una crisis en la cooperativa que trabaja desde hace décadas en La Cuesta. Debido a un año malo, los productores tuvieron que buscar un beneficio extra al del café y consiguieron diversos apoyos: “En alianza con algunos de los productores pertenecientes a la cooperativa nos aventamos el paquete, es un paquete que implica mucha responsabilidad, la búsqueda de créditos con el riesgo inherente, porque nosotros no teníamos dinero y generar un grupo de trabajo, cuidar la cosecha, sacarla, generar las cadenas de comercialización, entones ahí apostamos y generamos un proyecto de comercio justo y de generación de cadenas locales”.

Cuarta lección: los proyectos deben adaptarse a las circunstancias y sacar el mejor partido. Ya han accedido a todos los eslabones de la cadena que conducen al consumidor final en Guadalajara y en Puerto Vallarta, lo que no significa que no se haya debido enfrentar desafíos como las plagas (la roya mermó considerablemente la producción de la temporada actual) y el establecimiento de una instalación de beneficio propio

“Con los recursos de las cosechas obtenidas nosotros apostamos por seguir con nuestros procesos de capacitación, con el manejo de los cafetales, y a través de los recursos de la Semadet y Jisoc, (hicimos el) pago de jornales, arreglo de brechas y caminos sacacosechas, y pago de algunos estudios”. En 2018 se realizó el primer encuentro regional del café. La base de todo da pie a una quinta y última lección en fast food: sin crédito social no hay proyectos que prosperen. Esta es la sociedad de la confianza.

El bosque del predio de don Ismael tributa a un riachuelo perenne, La Cajita. La exuberancia permite formas de vida animal variadas. Por aquí, con suerte, se puede ver deambular al jaguar, la portentosa pantera americana y al puma. Los enormes nogales, encinos, pinos y capomos son guardianes de este orden doble casi siempre contradictorio: una milenaria naturaleza ubérrima armonizada con la economía centenaria del alcaloide más famoso del mundo: la cafeína.

“Con los recursos de las cosechas obtenidas nosotros apostamos por seguir con nuestros procesos de capacitación, con el manejo de los cafetales”
Luis Javier Peña Robles, responsable de la Escuela de Manejo Agroecológico del Café Sierra Occidental de Jalisco

¿Dónde?

El café que se produce en Jalisco se cultiva mayormente en la Sierra Madre del Sur, entre Puerto Vallarta, al norte, y el volcán de Colima, al sur

El ABC del café

  •  El café es una bebida elaborada con la semilla del cafeto. “El grano de café tostado contiene una compleja mezcla de compuestos químicos que le aportan el sabor y el aroma. Uno de los compuestos más conocidos es la cafeína, alcaloide con propiedades suavemente estimulantes”
  •  El cafeto pertenece al género Coffea, que forma parte de la familia de las rubiáceas. Hay más de 100 especies, pero sólo se consumen dos: Coffea arabica, o café del tipo arábiga, y Coffea canephora, conocido como robusta
  •  El café arábiga es 70 por ciento de la producción mundial y es la principal especie cultivada en México. Requiere condiciones climáticas específicas: una altitud de entre 600 y 2 mil metros sobre el nivel del mar, entre mil 500 y 2 mil 500 milímetros de precipitación anual, sin heladas ni sequías prolongadas
  •  También necesita una sombra provista por los árboles entre los que crece. La mayoría de los cafetos no toleran la luz solar directa, pero se han desarrollado variedades que pueden cultivarse a pleno Sol. Por su parte, el café tipo robusta crece del nivel del mar a los 700 metros de altitud y suele plantarse a pleno Sol. Aunque es más productivo, presenta mayor acidez y menor riqueza aromática, por lo que su precio en el mercado es menor al del café arábiga y se destina a la industria del café soluble
  •  Los principales productores de café son Brasil, Vietnam, Indonesia, Colombia, Etiopía, India, México, Honduras, Perú y Guatemala; mientras que los principales consumidores per capita son los habitantes de la Unión Europea (UE), donde se suelen rebasar los 10 kilogramos anuales. En México, el consumo por persona ronda los 2 kilogramos al año

Fuente: Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad, México 2015

JJ/I