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Ni perdón ni olvido, un eslogan

El martes 19 en rueda de prensa, alrededor de las once de la mañana en Casa Jalisco, el gobernador Enrique Alfaro Ramírez soltó la siguiente sentencia ante los representantes de los medios de comunicación:

“El mensaje desde ahorita es claro: en Jalisco no va a haber ni perdón ni olvido. Con la salud de los jaliscienses no se juega. Lo que se hizo fue no solamente algo ilegal, y por eso estamos presentando esta denuncia el día de hoy, sino por supuesto algo inmoral. La corrupción es mala en cualquiera de sus manifestaciones, pero cuando es con la salud de las personas, creo que tiene otro tipo de connotación aún más grave”.

Palabras, sin duda, pegadoras, de esas que son atractivas para destacar el encabezado en el periódico o meterlo como inserto en los medios de comunicación electrónicos, pero considero que muy lejanas de la realidad y bastante cercanas a llamar simplemente la atención mediática del ciudadano, que tiene su mente y atención puestas en la galopante inseguridad pública que vivimos más que en lo que hicieron o dejaron de hacer los funcionarios del sexenio aristotelista.

Y es que sucede que mientras alrededor de las once de la mañana anunciaban –¿prevenían o daban el pitazo?– la presentación de una denuncia en contra del ex secretario de Salud Antonio Cruces Mada y “quien resultara responsable” por un presunto daño patrimonial que alcanzaba los 605.6 millones de pesos, era poco después de las 18:15 horas y la fiscalía anticorrupción… ¡aún no recibía denuncia alguna!

Sí, ¡siete horas después!, del espectacular anuncio del gobernador Alfaro Ramírez, quien se hizo acompañar de la contralora Teresa Brito y del titular de Salud, Fernando Petersen Aranguren, ¡aún no presentaban la denuncia!, según la confesión del propio fiscal anticorrupción Gerardo de la Cruz Tovar en una entrevista radiofónica a esa hora (18:15) de ese día (martes). ¿Por qué convocar a una rueda de prensa para anunciar la presentación de una denuncia por presuntos actos de corrupción y no mejor presentar la denuncia y luego anunciarlo a los medios de comunicación? ¿O por qué no convocar a esa rueda de prensa después de que se hubiera presentado la denuncia y la fiscalía hubiera realizado su trabajo, ya fuera solicitando la orden de aprehensión en contra del responsable o los responsables –si había elementos para vincularlos– o, incluso, cuando ya hubiesen sido detenidos para no alertarlos –como al parecer era la intención– que iban por ellos?

Sencillo y por una simple razón: porque a final de cuentas todo quedará en un simple manejo mediático en donde se buscará mantener el caso por varios meses y quizás años. Vamos, se siguió el mismo camino que han seguido gobiernos anteriores para no castigar a nadie por presuntos actos de corrupción. No se hizo nada diferente que demostrara que la lucha contra la corrupción va en serio.

Se siguió el mismo trayecto que en el Ayuntamiento de Guadalajara cuando el alcalde era Enrique Alfaro y amenazó con publicitar en la Plaza de la Liberación los nombres de quienes supuestamente “saquearon” a Guadalajara en el trienio que le antecedió. El único nombre que existe en dicha plaza es el de Miguel Hidalgo y Costilla, al pie de su estatua. No hay ni un nombre más ahí. ¿Entonces?

Que nadie se haga ilusiones. Los acusados, aseguran, aguantarán la metralla mediática en su contra, quizás ese sea solamente su castigo, porque saben que no serán castigados aun por el tamaño de su presunta responsabilidad en la ejecución de ilícitos. Este camino será el mismo que recorra el gobierno alfarista bajo la bandera verbal del “ni perdón ni olvido”, un buen eslogan para repartir atole con el dedo.

¿O en qué se basan para creer que su supuesta lucha contra la corrupción va en serio? Yo, en nada. ¿Ustedes?

ES TODO, nos leeremos ENTRE SEMANA.

da/i