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“No les creemos”

Lejos de componerse, las cosas parecen ir de mal en peor para el PRI Jalisco en su afán de obtener buenos resultados en las próximas elecciones. Al affaire de papá Leonel, cuya penosa irrupción en escena no deja de tener ecos negativos, se suma ahora el abrupto tropiezo de los candidatos priístas a alcaldías metropolitanas en su comparecencia ante estudiantes del ITESO, al participar en un foro convocado por esta universidad jesuita para conocer sus propuestas de campaña ante problemas tan inquietantes como la inseguridad en la Zona Metropolitana de Guadalajara.

La semana arrancó con la salida de Leonel Sandoval del Supremo Tribunal de Justicia de Jalisco que le concedió licencia para separarse por 50 días de su cargo. El lunes fue presentada una solicitud de juicio político contra el magistrado bajo el argumento de que debería ser separado definitivamente del puesto por “prácticas vergonzosas e ilegales”.

Ese mismo día, tres candidatos a presidentes municipales del PRI –Ricardo Villanueva, por Guadalajara; Salvador Rizo, Zapopan, y Luis Córdova, Tlaquepaque– eran sometidos a un difícil examen que no lograron aprobar. Estudiantes universitarios los recibieron con abucheos y pancartas de desaprobación, cuestionando su credibilidad.

Villanueva, el villano

La peor parte la llevó Ricardo Villanueva –el delfín del gobernador Aristóteles Sandoval–, ante quien se colocaron los estudiantes con letreros en uno de las cuales se leían tres palabras demoledoras: “no les creemos”. El aspirante priísta –íntimamente ligado a la UdeG, desde los tiempos en que fue dirigente de la FEU (Federación de Estudiantes Universitarios)– no consiguió evadir el golpe cuando los jóvenes lo interrogaron acerca del apoyo que recibe de Leonel Sandoval. Imposibilitado para responder de otra manera, Villanueva dijo que “es un priísta respetable que ha ayudado con éxito a muchos candidatos”.

Ya antes Villanueva había resbalado, cuando al preguntársele sobre los excesos de don Leonel decidió exculparlo, al señalar: “una cosa es decir que se va a cometer un delito y otra muy diferente, cometerlo”. Como si convocar a realizar delitos –como lo escuchamos hacerlo– lo eximiera de la responsabilidad de su posible comisión, más aún tratándose de un representante del Poder Judicial, obligado por juramento a cumplir y hacer cumplir la ley. Conspirar para delinquir es, por decir lo menos, quebrantar el orden legal.

Molesta impunidad

Estoy convencido de que si el protagonista de estos hechos hubiera sido otro, ya habría sido destituido o se habría exigido su renuncia, además de que ya estaría abierta una investigación en su contra por acciones presumiblemente delictivas. Sin embargo, tratándose del papá del gobernador es poco probable que se le juzgue y menos aún que se le castigue, lo cual propicia la impunidad, que constituye uno de nuestros grandes males. Por ello, no es gratuito que al participar en un foro en la ciudad de México con motivo de las elecciones, el ex presidente del IFE José Woldenberg refiriera que la impunidad, junto con la corrupción, la violencia y la desigualdad, es factor que genera malestar con la política y los políticos.

Hay que subrayar que Jalisco padece de manera crónica estos cuatro agravios, señaladamente el de la corrupción. Habría que añadir que la impunidad erosiona la credibilidad de la autoridad, reduce su legitimidad y borra el soporte social y político que necesariamente debe tener el gobierno para conservar su liderazgo y asegurar la gobernabilidad. Eso es justamente lo que está en riesgo y aquí no lo ven o no quieren verlo.

Aburrida tersura

Las comparecencias de los candidatos metropolitanos de PAN y del PRD en el foro del ITESO pasaron sin pena ni gloria. La de los aspirantes panistas se realizó en un salón más pequeño que ni siquiera se llenó y fue totalmente anticlimática. Siendo generosos, tendríamos que decir que fue de una aburrida tersura. Con desgano, los estudiantes hicieron algunas preguntas como para cubrir el expediente y ninguna de las respuestas conmovió a nadie.

En el caso de los aspirantes del PRD, el asunto fue todavía peor. Pobre asistencia, poco interés y un desarrollo que rayó en el aburrimiento. Lo único rescatable para el anecdotario fue que los estudiantes corrieron de las primeras filas a los acompañantes de los candidatos que, literalmente, se habían apoderado de los espacios estelares del salón. Más allá de eso, todo fue monotonía y lugares comunes.

En suma, a pesar de la paliza que recibió, el PRI fue el único de los tres partidos que logró motivar a los estudiantes, aunque fuera en su contra; PAN y PRD, ni fu ni fa. Habrá que ver cómo le va al candidato de MC, Enrique Alfaro, en su participación en el foro el próximo miércoles.

Voto determinante

No puede desestimarse la participación de los jóvenes porque su voto será determinante en la próxima elección. Según cifras del Instituto Nacional Electoral (INE), de los 82 millones de ciudadanos mexicanos que conforman la lista nominal de electores, 30 por ciento –tres de cada 10– son jóvenes entre 18 y 29 años de edad. 18 millones de jóvenes votarán por primera vez el 7 de junio y, créame, el suyo no será un voto inútil. Por ello es relevante lo sucedido en el ITESO, pues el rechazo de los jóvenes a ciertas conductas, decisiones, acciones y omisiones constituye un termómetro de lo que podría ocurrir en el estado –y en el país– el día de las elecciones.

Lejos de ignorar estas señales, partidos y candidatos deberían tomar nota y modificar estrategia y discurso cuanto antes. Hoy todavía puede ser tiempo; mañana será demasiado tarde.

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