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Campañas y desaparecidos

Deseo estar equivocado, pero ni de los partidos políticos ni de sus candidatos a alcaldes o a diputados locales y estatales he leído o escuchado que tengan como prioridad en su agenda política resolver un grave problema de Jalisco: los miles de desaparecidos. Espero errar, y ojalá que al menos uno o dos de quienes quieren representar intereses ciudadanos aborden ese drama que lastima, ofende e indigna.

¿Es posible meterse de lleno a una campaña electoral cerrando los ojos ante tan dolorosa realidad? ¿Se puede hacerlo ante una cruel práctica realizada por agentes de seguridad y bandas de criminales? ¿Acaso los miles de candidatos no se han enterado? ¿Están desaparecidos también de sus discursos? Se necesitaría un corazón de piedra para no advertir lo que sucede, no sólo en la Zona Metropolitana de Guadalajara, sino en las regiones de la entidad: la terrible realidad de las desapariciones, forzadas o no, que han sumido en desesperación y angustia a miles de familias jaliscienses.

Por eso deseo que mi desinformación sea abrumadora. Y que sí, que sí se halle en alguna de las plataformas políticas, en un discurso, en un documento, una voz o referencias a que no es posible hablar de justicia ni de democracia ni de paz ni de un mejor futuro cuando continúa la impunidad que cobija las desapariciones. Me comentan que algo dijo un candidato de Tala, un municipio asolado por desapariciones. También vi que en el ITESO a los candidatos a alcaldes del PRI se les preguntó del tema y no respondieron. Los candidatos invisibilizaron en la campaña a los desaparecidos.

Pareciera que las desapariciones son una realidad que no desean ver quienes buscan sumarse a las filas del poder político. Porque mientras las familias con víctimas reclaman, buscan, se deprimen, empujan, hacen lo que está a su alcance, se topan con muros que les dificultan saber, con certeza, qué sucedió con un hijo, un padre, un hermano, un tío o un amigo.

Y porque también, desde quienes detentan el poder político, poco caso se hace a esa demanda. Familias Unidas por Nuestros Desaparecidos Jalisco ha solicitado desde hace más de un mes una audiencia con el gobernador Aristóteles Sandoval Díaz… y es hora que no las recibe. A los familiares los reenvían a la Secretaría General de Gobierno. Aristóteles no los atiende en persona. No los escucha. Los ignora. Si desde el titular del Poder Ejecutivo no hay oídos receptivos, esa ¿falta de tiempo?, ¿actitud?, ¿no prioridad?, ¿insensibilidad?, seguramente se transmite al resto de la burocracia estatal, incluida la Fiscalía General. Lo que hace o no hace un jefe en una organización suele modelar a los subordinados.

Por tal razón quiero estar equivocado. Asumir que estoy fallando. Porque tampoco se trata de buscar de manera electorera, oportunista, con interés repentino, de dientes para afuera, a quienes tienen familiares desaparecidos, sólo para conseguir simpatías o votos. Porque de ninguno de los candidatos tengo la certeza de que ha tenido interés en los desaparecidos antes de postularse a un cargo. Si lo hiciera en este periodo electoral sería sospechoso, sin que eso quite que pueda dialogar y realmente sumarse a las voces que demandan justicia, antes, durante o después de los comicios. Por eso quiero estar equivocado. Porque la deshumanización… no es de humanos.

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