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Piden oportunidad a la paz, al futuro y a la lectura

(Foto: Jorge Alberto Mendoza)

En el aplausómetro de la inauguración de la Feria Internacional del Libro (FIL) 2015, ganó la literatura. Al escritor Fernando del Paso, galardonado recientemente con el Premio Cervantes de Literatura, los mil 500 asistentes reunidos en el Auditorio Juan Rulfo, de Expo Guadalajara, le otorgaron 45 segundos de aplausos de pie y lo hicieron levantarse de su silla de ruedas unos instantes. El segundo reconocimiento convertido en palmas más intenso y entusiasta fue para Enrique Vila-Matas, Premio FIL de Literatura y Lenguas Romance, quien llegó vestido con saco y tenis Nike color tinto.

Para los políticos que ocuparon ocho de las 21 sillas en el presídium hubo aplausos moderados, incluso para el jefe de Gobierno del Distrito Federal, Miguel Ángel Mancera, Jaime Rodríguez Calderón El Bronco y el alcalde tapatío Enrique Alfaro. Nadie recibió abucheos, a pesar incluso de mancillar la puntualidad inglesa debido a los 10 minutos de retraso en el inicio del acto inaugural. Los asistentes tampoco expresaron ofensas ni se levantaron carteles de protesta para recordar a los 43 estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa o algún agravio social ocurrido en Oaxaca, Guerrero o Veracruz. Tampoco hubo queja porque sólo hubo dos mujeres en el presídium de 25 metros de longitud.

El público fue caballeroso frente a la visita. La delegación del Reino Unido, encabezada por John Whittingdale, el secretario de Estado para la Cultura, Medios y Deporte “de Gran Bretaña e Irlanda”. Se guardó silencio buena parte de los 100 minutos de discursos enunciados en la ceremonia, al igual que Enrique Vila-Matas, quien fue ubicado junto al gobernador de Jalisco, Jorge Aristóteles Sandoval y sir Vernon Ellis, presidente del British Council, con quienes no intercambió palabras.

Vino del futuro

El crítico literario Christopher Domínguez le dedicó un discurso de 18 minutos a Enrique Vila-Matas y lo hizo reír por única vez. El autor catalán leyó un texto titulado El futuro, cuyo inicio definió con el comienzo del rock, surgido el mismo año en que el autor de Dublinesca nació. Aceptó hacer libros difíciles que lo llevaron a callejones sin salida, debido a que al terminarlos sentía que debía dejar de escribir.

“Estoy aquí viviendo lo escrito, es evidente que he escrito previamente este discurso, lo sé porque si no, no estuviera leyendo nada. El futuro, como se cree, no es tan indescifrable”, bromeó y aseguró que escribe para interrogar al lector y elaborar estructuras que no sean obsoletas.

Vila-Matas aludió a un texto que habla sobre los sobrevivientes de la catástrofe nuclear en Chernóbil, donde no se ha castigado a los culpables, pero donde la gente se adaptó a su nueva realidad. “Me van a perdonar, pero lo que dicen las voces de Chernóbil, es el futuro”, concluyó.

Déjelos leer

La primera sonrisa en la inauguración de la FIL le fue arrancada al púbico por el rector de la Universidad de Guadalajara, Tonatiuh Bravo Padilla, quien pidió permiso al secretario de Estado para la Cultura, Medios y Deporte, John Whittingdale, para cambiar el título del clásico tema de The Beatles Let it be. “Los nueve días de la Feria Internacional del Libro le vamos a llamar let it read (Déjalos leer)”.

Rafael Tovar y de Teresa, presidente del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, quien acudió a la ceremonia en representación del presidente de la República, Enrique Peña Nieto, para declarar inaugurada la fiesta de los libros, destacó que una celebración del libro, los autores y lectores es “un bastión contra la barbarie y pilar de la cultura. Y un reconocimiento a sus papel en la formación de las personas, a su poder para identificarnos y abrir puertas al reconocimiento del otro”.

El presidente del Patronato de la FIL, Raúl Padilla López, repudió la violencia en el mundo, los atentados en París, Nigeria, Túnez y Mali, se solidarizó con las víctimas y abogó por “la convivencia pacífica en y desde la diversidad cultural”, además aplaudió la propuesta de crear una secretaría de cultura federal y confió que “sea un motivo para la redefinición de la política cultural en el país, que propicie el establecimiento de una política cultural de Estado”.

 

HJ/I