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¿Quién firmó la Ley 3de3? Fuenteovejuna, señor

“¿Quién es Fuenteovejuna? Todo el pueblo, a una”. Así ocurrirá con la llamada Ley 3de3, una propuesta de legislación que se fraguó entre organismos ciudadanos.

En la obra clásica de Lope de Vega todo el pueblo se adjudica la responsabilidad colectiva de haber matado al comendador opresor. En este caso son miles los que están firmando la iniciativa. Con 120 mil rúbricas legalmente confirmadas, se puede presentar al Congreso de la Unión para su consideración.

Esto no es una petición firmada en línea por cualquier persona con un correo electrónico. O sea, no es una propuesta (seria o cómica) que alguien subió a change.org. La firma debe ser validada claramente con datos de la credencial de elector respectiva y, evidentemente, cada una de las firmas será revisada con lupa por las autoridades competentes.

Por ello será fundamental que sobre mucho y no que falte: tener muchas más que las 120 mil firmas requeridas.

En este caso se trata de legislar para frenar la podredumbre de la corrupción y dar transparencia al ejercicio del poder. Toda persona que ocupe un cargo de elección popular estaría obligada a presentar su declaración patrimonial, la de intereses y la de impuestos.

Aparte de esas tres declaraciones (de ahí el nombre informal de la iniciativa, en realidad llamada Ley General de Responsabilidades Administrativas), la legislación clasifica los muy diversos actos de corrupción (tipifica 10 de ellos).

Los menos interesados en que esta ley se apruebe están medrando en cargos públicos hoy, no sólo robando los recursos que la ciudadanía les ha encomendado (sobre todo vía impuestos), sino además aprovechando el cargo para (por medio, por ejemplo, de contratos o prebendas) enriquecerse en lo individual o familiar, aparte de ayudar a su círculo cercano de amigos a hacer lo mismo.

Como afirma el dicho tan nacional: el que no transa no avanza. Todavía mejor, en las inmortales palabras de Carlos Hank González (miembro del gabinete en dos sexenios tan distintos como el de José López Portillo y Carlos Salinas de Gortari), “un político pobre es un pobre político”.

La 3de3 es una revolución silenciosa en que cada firma representa un acto de repudio a las corruptelas de una clase política que en la gran mayoría de las ocasiones tiene las uñas muy largas. Ahí sí, no caben ideologías y hay una impresionante homogeneidad: tan entusiastas de robar han sido priistas como panistas, perredistas y verdes. Ya empiezan (no podían fallar) a sonar corruptelas en los terrenos neoloneses y su gobernador independiente.

Las firmas se reunirán. Entonces la pelota estará entre diputados y senadores (muchos de los cuales han firmado en lo individual la 3de3, y deberán avalar esa firma con su voto). Y ojalá que un día, con la 3de3 en el marco legal mexicano, se pueda decir sobre las miles de personas que la firmaron: “¿Quién redujo dramáticamente la corrupción? Fuenteovejuna, señor”.

*Doctor en Economía. Profesor-investigador del ITESO. Investigador asociado del CEEY. Ex funcionario del FMI

[email protected] | @econokafka