INICIO > OPINION
A-  | A  | A+

La retórica sobre el agua

A propósito del estiaje que viene y de los desperdicios de agua. Todos hemos escuchado la frase: EL AGUA ES VIDA y estamos de acuerdo con ella. Ciertamente el agua es vida. Baste con recordar que el agua es el principal componente del cuerpo humano. Sin embargo, para superar nuestra clásica visión antropocéntrica tenemos que decir que el agua es el elemento que hace posible la vida de todos los demás seres vivos que nos acompañan en este mundo (los árboles, las plantas, toda la biodiversidad).

Pero si en verdad tenemos clara la importancia del agua para la existencia y reproducción de la vida, ¿por qué atentamos contra ella? ¿Por qué hacemos malos usos de ella y la contaminamos? Los atentados actuales contra el agua simplemente no tienen antecedentes en la historia. Es evidente que en ningún otro momento del desarrollo de la “civilización” occidental se había tenido tanto desprecio por la vida como el que vemos actualmente.

Si el agua es vida por qué es que en Jalisco y en la metrópoli tapatía nos cuesta trabajo encontrar un cuerpo de agua limpio, y por qué hemos agotado prácticamente los mantos freáticos. Quienes han estudiado el estado en que se encuentran los cuerpos de agua de Jalisco muestran y documentan un estado verdaderamente catastrófico y que nada tiene que ver con la retórica gubernamental y social de aparente preocupación y cuidado del agua.

Pareciera que estuviéramos hablando de un problema nuevo y no es así. Los historiadores de la ciudad de Guadalajara han documentado que esta ciudad empezó a tener problemas de dotación de agua potable pocos años después de su fundación. No es nuevo pero solo nos acordamos de él cuando se presentan situaciones de emergencia. Emergencia que ahora se traduce como desabasto o escasez, contaminación o exceso cuando suceden inundaciones. Llevamos, pues, mucho tiempo hablando sobre ello pero siempre evitando la adopción de medidas radicales.

Por ejemplo, cuántos años tenemos hablando de la contaminación del lago de Chapala, de la laguna de Cajititlán, de la del río Santiago, del agotamiento de los mantos freáticos en la ZMG; del cuidado y conservación de los bosques, porque ellos nos aseguran la lluvia y por tanto la recarga de los mantos freáticos; de la urgencia de recuperar el agua de lluvia, etcétera. ¿Y qué ha sucedido? Pues el desastre que tenemos. Se hace todo lo contrario a lo que se dice. También respecto del tema del agua todo está peor que hace un poco más de medio siglo. Estamos peor ahora que se habla de "desarrollo sustentable".

Esta reconocido que porcentajes importantes de agua se desperdician por tres vías: la evaporación en su ruta hacia Guadalajara, las múltiples fallas y fugas en la red de distribución urbana y también las fallas y fugas de las instalaciones en cada casa habitación o inmueble de la ciudad. Cálculos hecho por ingenieros hidráulicos dicen, en general, que esto significa que se desperdicia aproximadamente un 60 por ciento del agua.

Es por ello que hemos dicho y seguimos sosteniendo, en contra de la retórica gubernamental y privada, que para satisfacer o mejorar el abasto de agua en Guadalajara no necesitamos ninguna costosa presa. Que resulta mejor, por ejemplo, invertir de manera permanente en mantener en buen estado la red urbana de distribución de agua y establecer también un programa permanente de revisión y cuidado de todas las construcciones urbanas para evitar fugas.

PD: nuevamente ya empezaron a morir las “popochas” de la laguna de Cajititlán.

[email protected]