Sonaron las carcajadas con Les Luthiers

Una noche de música, humor y nostalgia fue lo que ofreció el espectáculo ¡Chist! a los seguidores de Les Luthiers en el Auditorio Telmex la noche de ayer en su visita a la ciudad.

La antología que hicieron los humoristas a sus más de 50 años de historia provocó fuertes risas y quizá motivó el recuerdo de distintos clásicos de su repertorio, en el que participaron en escena Carlos López Puccio, Jorge Maronna, Marcos Mundstock, Carlos Núñez Cortés, Martín O’Connor y Horacio Tato Turano, estos dos últimos en remplazo de Daniel Rabinovich, quien murió el año pasado.

Con sus característicos chistes simples, pero creativos que critican a la política y abordan sin tabú al sexo, la función comenzó con 10 minutos de retraso, pero el ánimo ya estaba puesto entre el público que llenó más de la mitad del recinto.

El espectáculo inició con un homenaje a Manuel Darío y sus canciones descartables, lo que pronto motivó a las carcajadas por el "afamado poeta", quien compartió historias de su primer amor con su maestra de primer grado.

La comisión fue el segundo número de la noche, en la que un compositor de música fue solicitado por unos políticos para actualizar el himno nacional, aunque los encargados no mostraban mucho intelecto para las propuestas de innovación.

Al sonido de la guitarra, violín, piano y batería las estrambóticas canciones fueron creadas por Johann Sebastian Mastropiero, compositor que aseguran es el oficial de Les Luthiers.

Después, actos como La bella y graciosa moza marchose a lavar la ropa, Sólo necesitamos, La hija de Escipión y Bolero de los celos, no pudieron faltar.

Aunque las ansias de un monje causó las mayores risas en Educación sexual moderna y su cántico enclaustrado, que ya no soportaba el voto de castidad.

Finalmente, Los jóvenes de hoy en día cerró la noche con fuertes risas y estruendosos aplausos del público que, sin duda, quedó con ganas de más, porque 50 años no se resumen en una función de poco menos de dos horas.

Para saber

Les Luthiers comenzó en un festival de coros universitarios en Tucumán, en 1965, en donde rondas de la Universidad de Buenos Aires participaron. Ahí, cinco amigos compitieron creando una parodia de lo formal de la música clásica e hicieron sus propios instrumentos

6,200 fue el aforo de la presentación

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