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Los candidatos y su circunstancia

Un cálculo a la baja de medio punto porcentual del PIB equivale a alrededor de 85 mil 750 millones de pesos

El discurso de promesas de expectativas de mejoras económicas y sociales, así como de esperanzas de bienestar, se mantiene en el mensaje político de los candidatos. Y así tiene que ser.

Sería suicida en nuestro contexto prometer “sangre, sudor y lágrimas”, como lo hizo Churchill en el entorno de la II guerra mundial. Sin embargo, no parece haber claridad del cómo los futuros presidentes municipales, diputados federales y diputados locales de Jalisco enfrentarán situaciones que pueden tornarse cada vez más adversas.

En efecto, finalmente, después de cerca de un año de eludirlo, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público revisó a la baja en medio punto porcentual su expectativa de crecimiento económico para México (que ahora coloca entre 2.7 y 3.2 por ciento). Ya el Banco de México lo había hecho unos días antes (y espera un crecimiento de entre 2 y 3 por ciento), en tanto que las consultoras, calificadoras y organismos internacionales lo están situando alrededor de 2.5 por ciento. ¿Qué significa eso?

La riqueza que produjo México en 2014 fue de alrededor de 17.2 billones de pesos (millones de millones). Eso significa que un cálculo a la baja de medio punto porcentual equivale a alrededor de 85 mil 750 millones, o lo que es lo mismo, el monto de 3 millones 350 mil salarios mínimos anuales.

Si a esto le agregamos un crecimiento prácticamente nulo en 2013 (1.1 por ciento) y otro muy bajo en 2014 (2.2 por ciento), el saldo es el de un país que en tres años de la actual administración apenas habrá crecido a un ritmo mayor que el de la población. En otras palabras, perpetuamos el estancamiento. Menos crecimiento es menor capacidad de generación de empleo, de inversión productiva y de ventas de las empresas.

Si a lo anterior le sumamos la cuestión del petróleo, el panorama se complica más: inestabilidad en los precios (ahora están subiendo, pero nada garantiza que la tendencia se mantenga); baja en la capacidad de producción y de exportación mexicana, malos resultados financieros de Pemex, robo de gasolinas, necesidad de importación de petróleo ligero, baja capacidad de refinación…

El petróleo financiará cada vez menos el gasto público, particularmente las participaciones a estados y municipios y, por lo tanto, los fondos de que dispongan los gobiernos locales para realizar sus proyectos.

Por si fuera poco, se mantiene la expectativa de que suban las tasas de interés en Estados Unidos. De ser así, las tasas en México también subirán y el costo del endeudamiento se encarecerá. Con los niveles de deuda de los estados y municipios de México, como en el caso de Guadalajara, esto implica una mayor carga para sufragar los compromisos financieros locales y, por ende, una menor posibilidad de obtener los recursos para desarrollar los nuevos proyectos.

Pero eso no es todo. En México, pero especialmente en Jalisco, las cuestiones de la seguridad, la violencia y el desgarramiento social se tornan críticas. Lo esencial es enfrentar la creciente dificultad para vivir en paz, pero la paz no se puede construir sobre la base de una desigualdad creciente, de una pobreza continua y de un deterioro ambiental incesante.

Revertir la situación no es imposible pero los candidatos deberán tener claro que las inercias no se romperán con buenas intenciones ni con retórica publicitaria.

*Es profesor de tiempo completo del Departamento de Economía, Administración y Finanzas del Iteso.

@LIgnacioRM

 

DN/I