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Itei: gatopardismo ciudadano

Con la elección de los dos nuevos comisionados del Instituto de Transparencia e Información Pública (Itei), mediante la intervención por vez primera de un Consejo Consultivo, se inaugura lo que denomino el gatopardismo ciudadano.

El diputado independiente y presidente de la comisión legislativa organizadora de esta elección, Pedro Kumamoto Aguilar, calificó de “histórico” el proceso porque fue la primera vez que intervino un Consejo Consultivo, apostándole a que las cosas ya no serían igual que antes cuando las fracciones parlamentarias se hacían un reparto partidista de los espacios en estos organismos.

Incluso ése era su objetivo al reclamar como diputado electo que le fuera entregada la presidencia de la Comisión de Participación Ciudadana, pues aseguraba que era necesario que el trabajo legislativo no sólo fuera vigilado por grupos ciudadanos, sino que éstos participaran activamente en la toma de decisiones o al menos como filtros para acabar con la partidocracia.

Sin embargo, este proceso “histórico” resultó bastante accidentado, pues se tuvieron que emitir cuatro convocatorias y aplicar tres exámenes a los aspirantes en medio de sospechas de favoritismo, filtraciones, denuncias y quién sabe cuántas cosas más en las que simplemente la transparencia brilló por su ausencia.

Claro, los tropiezos sucedidos en este proceso “histórico” el joven diputado se los achacó a los integrantes del Consejo Consultivo, particularmente en lo que se refiere a los dos primeros exámenes, pues de acuerdo con la ley la comisión que encabeza puede intervenir hasta algo así como “la tercera es la vencida”. Y fue así que, por fin, esta elección pudo salir avante.

Pero para que ello sucediera fue necesario flexibilizar el examen, dar a conocer con antelación qué es lo que se les iba a preguntar y, además, plantear preguntas de opción múltiple, pues en los dos exámenes anteriores ninguno de los aspirantes logró obtener la calificación aprobatoria de 8; y, en este tercero, hubo hasta varios 9.

Diría Carlos Villagrán en su papel de Quico en El chavo del 8: “¡Ah, pues así qué chiste…!”.

Pero todo lo anterior termina por registrarse como mera anécdota en tiempos en los que todo se quiere ciudadanizar a fuerza de declaraciones, pues terminamos por confirmar que todo lo que se hace para ello no lleva sino a obtener los mismos resultados, los de siempre: los partidos políticos son los que tienen la última palabra.

Por eso le llamo el gatopardismo ciudadano, porque todo cambia para que siga igual.

¿O no fue eso lo que sucedió en esta elección de los dos nuevos comisionado del Itei, donde a lo largo de todo el proceso el diputado Kumamoto expresó hasta la saciedad el término “ciudadanización”, pero finalmente el resultado fue el de siempre: el reparto de cuotas?

Ah, claro, como buen jalisciense, Kumamoto cuando pierde… arrebata. Y ahora dice que lo bueno es que en este proceso participó un Consejo Consultivo y que lo del reparto de cuotas partidistas… ahí será para luego.

Pero el gatopardismo ciudadano no sólo está en lo anterior sino en la participación de aquellos que presumen que “no somos igual que los demás”, y reclamaron su cuota en el Itei: los de Movimiento Ciudadano, que llevaron a Pedro Antonio Rosas Hernández, hermano del regidor en Guadalajara de nombre Felipe, a ser concejal.

La otra silla del Itei fue para el PAN, en la persona de quien fue asesor de la bancada parlamentaria y director jurídico del Comité Estatal, Salvador Romero Espinosa.

Así las cosas, el joven Pedro Kumamoto debe reconocer que fracasó y que no valió aquello de que “la forma es fondo”, porque si bien se modificó la forma, con el Consejo Consultivo, el fondo fue el mismo: las cuotas partidistas. Y así no vale.

ES TODO, nos leeremos ENTRE SEMANA.