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Las agencias de empleo en Jalisco

En Jalisco prácticamente todos hemos trabajado, o conocemos a alguien que ha trabajado, a través de una agencia de empleo. Según estimaciones del Centro de Reflexión y Acción Laboral (Cereal), actualmente en Jalisco cerca de 40 por ciento de los trabajadores formales laboran subcontratados por medio de una agencia de empleo y en sectores específicos, como la industria electrónica, el cual tiene un índice de hasta 60 por ciento.

El término outsourcing (vocablo en inglés usado para referirse a la subcontratación de personal) es ahora una palabra común para la mayoría de los jaliscienses, pero no hace mucho que era una palabra desconocida. De acuerdo con investigaciones hechas por Cereal, hasta 1995 en el estado sólo existían cinco agencias de empleo y ninguna de ellas subcontrataba personal de producción, sólo ofrecían trabajadores para cubrir servicios gerenciales, administrativos y de lavandería. Sin embargo, para 1997 ya operaban en Jalisco más de 50 agencias, y actualmente funcionan más de 60.

Los datos oficiales sobre el número de agencias que existen en el estado (los cuales señalan que hay más de 100) son engañosos, porque muchas agencias cambian frecuentemente de razón social para evadir sus responsabilidades laborales, provocando una distorsión en los registros oficiales. Pero sea como sea, en los años recientes el crecimiento del outsourcing en Jalisco ha sido vertiginoso, por lo menos de mil 200 por ciento.

La figura de “intermediario” ya existía en la Ley Federal del Trabajo desde 1973, pero la primera agencia de empleo en Jalisco, tal y como las conocemos hoy, surgió en 1995 y fue idea de IBM.  Cuando el “gigante azul”, que ya operaba en El Salto desde 1975, migró su producción de las máquinas de escribir a las laptops; también se dio a la tarea de flexibilizar su esquema de contratación de personal, algo que ya estaba de moda en otros países, pero dado que no existía en Jalisco una agencia de empleo que cumpliera con sus requerimientos, le dio financiamiento y asesoría a un ex empleado suyo, el ingeniero Adán Magaña, para que fundara la agencia Caspem, la primera de su tipo en México.

Poco tiempo después, el entonces director de planta de la IBM en el Salto, Alfonso Alva, se jactaba de que la fábrica que él dirigía era una “fábrica virtual”, ya que no tenía a un sólo empleado en la nómina: todos eran subcontratados.

A partir de entonces, el mundo del trabajo en Jalisco sufrió una gran transformación. Ahora en las fábricas, los comercios, los restaurantes, las oficinas, los talleres, los medios de comunicación, las escuelas, las universidades y hasta en las iglesias y el gobierno, se subcontratan trabajadores.

Casi sin excepción, a cualquier trabajador de Jalisco que se le pregunte, dirá que prefiere laborar contratado directamente por una empresa que subcontratado por medio de una agencia de empleo. Y es que, por lo general, a los trabajadores subcontratados se les considera trabajadores de segunda. Aunque realicen las mismas labores que un trabajador directo, se les paga menos, se les dan menos prestaciones, gozan de menos días de vacaciones, reciben menos dinero por reparto de utilidades y, casi siempre, tienen contratos temporales.

No es que los trabajadores directos estén bien, sino que los subcontratados están peor. Esta situación, aunque común, es ilegal, pues contraviene lo dispuesto por la Ley Federal del Trabajo que, en su artículo 14, señala que los trabajadores subcontratados “prestarán sus servicios en las mismas condiciones de trabajo y tendrán los mismos derechos que correspondan a los trabajadores que ejecuten trabajos similares en la empresa o establecimiento.”

Y más aún, violenta el derecho humano que señala que a igual trabajo, corresponde igual salario.

Se suele culpar a las agencias de empleo de todas esas violaciones a los derechos laborales, y sin duda que tienen mucha responsabilidad, pero no olvidemos que las empresas que hacen uso de los servicios de esas agencias son igualmente responsables. De hecho, la ley señala que la agencia y la empresa que los contratan son “responsables solidarios” de los derechos de los trabajadores. Finalmente, no nos olvidemos de los propios trabajadores, también ellos tienen que conocer sus derechos y aprender a defenderlos, porque de otro modo, los abusos van a continuar por tiempo indefinido.

@Cerealgdl | [email protected]

*Miembro del Centro de Reflexión y Acción Laboral